Elegir el rosa tal vez sea controvertido para optar por él como color principal para los muebles de la cocina o del cuarto de baño. Sin embargo, este tono, junto a otros rojizos y naranjas, en cualquiera de sus expresiones, incluso amarillos, ocres y granates, comienza a ser más habitual en la decoración.
En este caso, como la tonalidad en la que estaba pintada la pared era un rosa más claro, se ha optado por lograr una uniformidad de color, fabricando un mueble para el fregadero de un tono más oscuro que le haga destacar y conjugue con el fondo.
El mueble es muy sencillo, con un cuerpo de forma rectangular, una balda para separar la parte inferior, que se encuentra cubierta por dos puertas, y dos cajones en los que guardar sus útiles de aseo.
La parte superior del mueble también es de madera, aunque se podría haber optado por emplear una encimera que protegería la superficie del mueble frente a la acción del agua. En la parte superior del mueble se ha encastrado el lavabo, cortando un trozo de la encimera con la sierra de calar.
Para confeccionar el mueble se ha empleado madera DM y se han cortado los laterales de 1,2 metros de altura y un metro de anchura. La balda y la parte superior e inferior del mueble miden 2×1 metros.
Primero he han pintado todas las partes del mueble y luego se han unido, formándose primero un cubo con el fondo y los laterales, que se han ensamblado con cola de carpintero y clavos de punta perdida. Posteriormente se fijó la balda con unas escuadras y se colocó un fino taco de madera de un metro de anchura, a través del que se deslizan los cajones.
Para pintar el mueble primero se lijó toda su superficie, se le aplicó una mano de tapaporos, una de imprimación y luego el color rosa que lo decora.
