Los crujidos en los suelos de madera se producen por falta de humedad o bien por una mala colocación de los rastreles.
Puede conseguir reducirlos mojando levemente la madera con una fregona, para aportarle la humedad que necesite, o bien inyectar parafina al baño maría en las hendiduras que aprecie.
Otra solución no tan casera consiste en colocar unas láminas que imitan la madera sobre el suelo, y que permiten absorber los ruidos de los pasos y reducir sensiblemente los crujidos de la madera que recubren. La instalación de estas láminas, que hacen que el piso de cualquier estancia se parezca a los suelos laminados, es muy sencilla, aunque si el suelo es muy viejo previamente hay que comprobar que no haya sido atacado por termitas o carcoma.