Si se desea dar un aspecto rústico a cualquier cocina, en lugar de poner una encimera de mármol, mucho más cara, puede fabricarse una meseta con azulejos.
Lo primero que se ha de hacer es limpiar bien la superficie que se vaya a alicatar. Luego, extender una capa de mortero e igualar su grosor con una espátula ondulada. Habrá que ir colocando las baldosas para alicatar la encimera, comenzando por una esquina y golpeándolas con un mazo de goma para no romperlas y que se fijen bien.
Comprobar con un nivel de aire que la superficie queda perfectamente lisa a medida que se van colocando los azulejos. Si al terminar de alicatar queda un hueco de medida inferior a la de los azulejos habrá que cortarlos.
Dejar secar el mortero durante un día y aplicar sobre la nueva encimera una capa de cemento blanco, extendiéndolo con la ayuda de una espátula para que penetre en las uniones existentes entre los azulejos, que es lo que realmente se pretende tapar. Extender el cemento antes de que se seque para tapar todas las uniones y, cuando comience a secarse, retirarlo con un trapo húmedo.
Para que ni la suciedad ni el agua puedan penetrar alrededor de la nueva encimera, aplicar un poco de silicona en los bordes de ésta y alisarla con el dedo mojado en agua jabonosa para conseguir un acabado perfecto.
