En los museos, numerosos objetos se encuentran protegidos por pantallas de cristal que impiden que los toquemos, a la vez que los protegen frente a factores externos como los cambios bruscos de temperatura y humedad.
En nuestra vivienda no será necesario llegar a tales extremos, pero sí que puede resultar conveniente ubicar en el interior de pequeñas vitrinas objetos decorativos de cierto valor, o bien aquellos más frágiles, con la intención de protegerlos ante caídas fortuitas y evitar que se deterioren y ensucien en exceso.
Asimismo, si el objeto que queremos integrar en la decoración es muy elaborado y barroco, con multitud de recovecos de difícil acceso, de los que sea difícil hacer desaparecer el polvo, la protección de la vitrina de cristal ayudará a que esté limpio.
Muchas de las figuras decorativas que se suelen acumular sobre las vitrinas a menudo no combinan adecuadamente entre sí. Lo ideal en estos casos es tratar de ordenarlas por su colorido o lugar de procedencia o cualquier otro nexo de unión, creando una pequeña escena. De esta forma podrá conseguir una decoración mucho más coordinada.