El 15 de marzo de 1962 el presidente de los Estados Unidos en esos momentos, John F. Kennedy, anunció los derechos de todos los consumidores y conminó a convocar todos los 15 de marzo siguientes el Día Mundial del Consumidor. Una fecha que supone una llamada de atención a todos los ciudadanos sobre la idea de que sólo un consumo responsable es bueno, algo por lo que trabajan tanto las asociaciones de consumidores como todos los organismos públicos de consumo.
En esos 30 años que han pasado desde que Kennedy hiciera su anuncio hasta hoy en día, los consumidores han experimentado y han vivido muchos cambios. Ha aparecido un nuevo medio de consumo, que es Internet, una nueva moneda, el euro, y en el último año los consumidores españoles han vivido algunas de las crisis alimentarias y sanitarias más graves de los últimos tiempos: las «vacas locas», la fiebre aftosa, la peste porcina, el benzopireno en el aceite de orujo, el fármaco Lipobay o las muertes de los pacientes sometidos a hemodiálisis.
Euro e Internet
Un aspecto que ha cobrado gran importancia en el tema del consumo ha sido la llegada de la moneda única europea y de Internet. En lo que al euro se refiere, la opinión generalizada ha sido que la nueva moneda trae más ventajas que inconvenientes, en el sentido de que se podrá utilizar la misma moneda en todo el territorio comunitario. No obstante, muchos consumidores temen la subida de precios, subida que según los datos del Índice de Precios al Consumo de enero no se ha producido, sino todo lo contrario, han bajado, lo que ha suscitado una gran polémica.
En lo que no hay duda, para la mayoría de los consumidores, es que la introducción del euro no tendrá efectos negativos en la calidad de los productos y servicios, si bien está suponiendo alguna dificultad añadida a la hora de comprar, debido principalmente al sistema fraccionario de la nueva moneda.
En cuanto a Internet, todavía no se ha asentado entre la mayoría de consumidores como medio de consumo, aunque cada vez son más los que realizan compras a través de la Red. Se trata de un medio todavía joven pero que ya se ha convertido en un vehículo de comunicación imprescindible y en una fuente de información esencial.
Las crisis de 2001
Se podría decir que 2001 fue un año en el que se puso a prueba la capacidad de las autoridades sanitarias españolas para proteger a los consumidores, debido a las diferentes crisis, tanto alimentarias como sanitarias, que se produjeron. El pasado año estuvo marcado por las «vacas locas», la fiebre aftosa, la peste porcina, los casos de legionella, el benzopireno en el aceite de orujo y las muertes en el servicio de hemodiálisis.
La crisis de las «vacas locas» marcó el comienzo del año y la muerte de once pacientes de hemodiálisis en Madrid, Valencia y Barcelona, debido a los dializadores defectuosos de la farmacéutica Baxter, marcó los últimos meses.
La aparición de niveles excesivos de benzopireno en el aceite de orujo de oliva, a principios de julio, llevó al Ministerio de Sanidad a activar la red de alerta y a las comunidades autónomas a inmovilizar todas las partidas de este producto.
La peste porcina clásica (PPC) y la fiebre aftosa, que afortunadamente no llegó a España, fueron otros dos motivos de alarma entre la población, pese a que estas enfermedades no afectan a los humanos sino únicamente al ganado.
En el plano sanitario, se sucedieron varias crisis que despertaron inquietud y preocupación entre los consumidores, desde la muerte de seis personas que tomaban el fármaco Lipobay contra el colesterol, hasta el mencionado fallecimiento de once pacientes sometidos a hemodiálisis debido a los dializadores de Baxter, además de la epidemia de legionella que afectó a 800 personas en Murcia, la más grande del mundo en cuanto al número de afectados.