Dos proyectos investigarán los efectos de las antenas para telefonía móvil en la salud y el medio ambiente, según anuncia la CE

Los fabricantes y operadores reiteran que ningún estudio ha demostrado que estas instalaciones sean dañinas
Por EROSKI Consumer 25 de septiembre de 2004

La Comisión Europea lanzará dos proyectos para investigar los efectos de las antenas para móviles en la salud y el medio ambiente, según anunció esta institución en el seminario «Comunicaciones móviles, salud y medio ambiente» celebrado en Bruselas. Asimismo, desarrollará un plan de acción sobre los riesgos en general de las emisiones de los campos electromagnéticos.

Los dos proyectos, «EIS-EMF» y «EMF-Net», evaluarán los resultados de las investigaciones científicas que la Dirección General de la Salud y de la Protección del Consumidor de la Comisión llevará a cabo durante la próxima legislatura comunitaria.

El fin de esta nueva iniciativa es probar si las antenas para móviles, cuya proliferación es creciente sobre todo con la llegada de la tercera generación en telefonía, tienen efectos nocivos sobre el ser humano y el medio ambiente.

Por su parte, las sociedades MMF y GSM, que agrupan fabricantes y operadores de telefonía respectivamente, expusieron que «no hay estudios que muestren que las antenas tengan efectos adversos para la salud».

Asimismo, la compañía GSM recordó que «ningún estudio ha probado hasta el momento que las antenas perjudiquen la salud o el medio ambiente», a lo que añadió que «las frecuencias de las ondas no desestabilizan la estructura molecular de elementos biológicos».

Ambas sociedades recordaron que, hasta el momento, la Comisión Internacional para la Protección de Radiaciones sólo ha recomendado limitar el uso de aparatos que emiten calor a partir de sus ondas.

Por otra parte, expertos en ingeniería molecular, doctores en química y consultores de medio ambiente, que también acudieron al evento, recordaron que, como medida de prevención, las antenas han de colocarse lejos de las consideradas áreas sensibles como escuelas, hospitales o áreas residenciales. Esta medida preventiva ha de cumplirse hasta que los datos científicos prueben que «realmente las antenas no dañan a nadie», manifestaron.

A esta afirmación, la MMF reaccionó diciendo que esta medida preventiva no es posible ya que, «para asegurar una comunicación eficaz y evitar las interferencias, las antenas deben situarse en las proximidades de los núcleos urbanos donde hay un alto número de consumidores de teléfonos móviles».

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