¿Gastar o ahorrar? Cinco motivos para usar mis ahorros

Los ahorros solo hay que utilizarlos en situaciones urgentes, como deudas, pagos a Hacienda o hipotecas
Por José Ignacio Recio 10 de junio de 2016
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Imagen: atholpady

Los ahorros son algo muy serio como para gastarlos sin más. Son producto de toda una vida de trabajo y solo en casos excepcionales se debe recurrir a ellos. Los ahorros serán útiles durante la jubilación, aunque también se acumulan con objetivos como comprarse un coche o una vivienda o dotar a la familia de mayor seguridad monetaria. Pero, ¿cuándo usar los ahorros y cuándo no? En este artículo, los ahorradores dispondrán de las claves necesarias para saber cuándo tienen que emplearlos y bajo qué condiciones.

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Ahorros, ¿cuándo gastarlos?

Abrir la caja de los ahorros solo debe hacerse bajo circunstancias muy puntuales y obligadas por las situaciones que irá marcando la vida. En buena parte de las familias el ahorro es la base en la que se fundamenta la mejor calidad de vida para los años de la jubilación. No obstante, hay momentos en que habrá que cambiar de estrategia y evitar tesituras mucho más desagradables, que incluso pueden crear más problemas con el presupuesto doméstico. ¿Cuáles son esos escenarios en los que deberán utilizarse los ahorros?

1. Pagar deudas

Será prioritario cumplir los compromisos con los prestamistas. Y si no se dispone de la liquidez suficiente para hacer frente a los pagos, no quedará otra que romper la hucha y afrontar el abono de las deudas. Esta operación será más satisfactoria que incumplir los plazos acordados, ya que el incumplimiento conlleva comisiones y fuertes penalizaciones que impulsarían el nivel de la deuda, teniendo que enfrentarse a más gastos y, a veces, de forma inmediata.

2. Cumplir con Hacienda

Hacienda es otro motivo para recurrir a los ahorros y cumplir con cualquiera de las obligaciones fiscales. También en este caso cualquier demora o impago puede tener unas consecuencias mucho más graves, y habrá que evitarlas a toda costa. Por lo general, son cantidades no muy importantes que afectarán poco al saldo de la cuenta de ahorro y que pueden asumirse sin mayores problemas.

3. Hacer frente a facturas domésticas

Los recibos derivados de los servicios del hogar, pero también del pago del alquiler del piso, son fijos todos los meses y con unas fechas previstas. Así que no hay más remedio que cumplir con esas facturas.

Si, por cualquier circunstancia, la cuenta corriente no tuviese el saldo suficiente como para afrontar estos gastos, las familias se verán en la obligación de acudir a los ahorros. Una alternativa es vender parte de sus inversiones en renta variable, en especial si proceden de las plusvalías generadas por las operaciones bursátiles.

4. Comprar coche o electrodomésticos

Los ahorros son necesarios para comprar algunos bienes (coche, electrodomésticos, aparatos de alta fidelidad, etc.) y evitar que haya que contratar un crédito que implicará tipos de interés por encima del 6%, en muchos casos con comisiones. En este escenario, recurrir a los ahorros, aparte de necesario, supondrá el ahorro de muchos euros antes que firmar estas operaciones.

5. Hipotecas

Las hipotecas ya no permiten un crédito sobre el total de la operación, como sucedía en años precedentes. Ahora hay que disponer de hasta un 30% de los ahorros para financiar la adquisición de la vivienda, una cláusula que está presente en casi todas las hipotecas comercializadas por las entidades bancarias.

Ahorros procedentes de la inversión

Muchos de los ahorros proceden de inversiones en Bolsa. Consecuencia de su especial incidencia en la economía doméstica, la Bolsa supone una doble estrategia.

Por un lado, si se obtienen plusvalías tras las operaciones de compra y venta de acciones, las plusvalías pueden destinarse para satisfacer un pequeño capricho, realizar un viaje, reformar el hogar o incluso renovar el vestuario. No en vano, su gasto no afectará al patrimonio reunido durante años. Es más, se trata de un dinero destinado para disfrutarlo, por encima de su acumulación.

Otro caso bien diferente es el dinero procedente de los fondos de inversión que están creados para impulsar una bolsa de ahorro duradero. Es un producto financiero que está recomendado para plazos más largos y que sirve para ir guardando poco a poco el patrimonio todos los años. Solo en casos de verdadera necesidad habrá que realizar rescates puntuales de los fondos para proveerse de liquidez en la cuenta corriente.

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