Los efectos de un rebote bursátil sobre el inversor

La subida momentánea de un valor es la oportunidad para no quedarse atrapado en un mercado bajista y salir sin pérdidas
Por José Ignacio Recio 14 de septiembre de 2009
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Imagen: Guido Ric

Es frecuente leer en los medios de comunicación especializados que se ha registrado un rebote en la sesión, o que a pesar de que se haya producido uno, no se está ante un cambio de tendencia… ¿Conocen los pequeños y medianos inversores en qué consiste, y qué efectos tiene sobre su capital? Puede ser la oportunidad de no quedarse atrapado en el mercado y salir sin pérdidas al aprovechar la subida momentánea del valor.

En tendencias bajistas

Un rebote nunca se produce en una tendencia alcista. Siempre se da en un índice o valor que está en un canal bajista, en una situación de pérdidas, y cuyos precios caen durante un periodo más o menos prolongado. Si esa tónica se mantiene durante varias sesiones bursátiles, es normal que se produzca un rebote en la renta variable. Este puede durar unos meses como máximo, y elevar la cotización hasta en un 20%. ¿Qué efectos tiene para el inversor? Puede ser una oportunidad para los inversores que desean salirse del mercado y no saben cómo ni en qué momento hacerlo. Así, deben aprovechar las momentáneas subidas del índice o valor y abandonar las posiciones compradoras para no quedarse atrapados en el mercado. Los precios de la cotización volverán a un rango más bajo una vez se haya agotado el repunte, y entonces será más difícil venderlos por tener más minusvalías.

En Bolsas bajistas los rebotes nunca deben tenerse en cuenta para comprar

En Bolsas bajistas los rebotes son para vender. Y en el caso de que no se esté comprado, no es buena estrategia tomar posiciones en este momento, ya que no son indicativos de una mejoría del mercado. Ésta sería la táctica idónea para los ahorradores defensivos. Los de perfil más arriesgado pueden aprovecharlos para realizar operaciones a corto plazo y beneficiarse así de la escalada de precios con que operan los valores que cotizan en los parqués bursátiles. A medida que el rebote se prolongue en el tiempo, mayores serán las oportunidades para invertir. Se pueden aprovechar estas subidas, pero es una operación arriesgada porque nunca se sabe con certeza la intensidad y la magnitud de estos movimientos pasajeros: pueden ser de pocos días o alargarse varios meses. De ahí el peligro que corre el pequeño inversor, ya que al estar sumergido el valor en un proceso bajista, cuando finalice el rebote la acción volverá a caer en su cotización, en algunos casos con más virulencia aún.

Si se confunde con una tendencia alcista se corre el riesgo de comprar y que el precio de las acciones quede por debajo del de compra

Otro problema que puede originar un rebote es que los ahorradores confundan este movimiento con una tendencia alcista y entren a comprar títulos ante las subidas de las acciones. Después, se encontrarán ‘enganchados’, con el precio de las acciones por debajo del de compra. Hay que detectarlo a tiempo y sólo hacer compras selectivas para operaciones destinadas al corto plazo, incluso las que se realizan en el mismo día (intradía). Un rebote generalizado en la renta variable no tiene por qué afectar a todos los componentes del índice, aunque sí lo haga sobre la mayoría.

Cómo reconocerlos

Hay algunos síntomas que avisan de un posible rebote y ayudan a que el inversor planifique su estrategia:

  • Los rebotes siempre se producen en periodos bajistas.
  • Se dan cuando hay una excesiva sobreventa en las acciones que cotizan en la renta variable. La sobreventa es una asignación que se le da a un mercado o activo financiero cuando ha bajado de precio bruscamente como resultado de una fuerte oferta.
  • Vienen precedidos de una bajada en la contratación de títulos, fruto del poco interés por parte de los inversores, tanto particulares como institucionales.
MOTIVOS PARA QUE SE DÉ UN REBOTE

Cuando un mercado rompe mínimos aumentan la inestabilidad y el miedo, al tiempo que crece la sensación de no invertir. No hay confianza, y las ‘manos fuertes’ tampoco están en el mercado. Es un escenario apropiado para que tenga lugar un rebote. En una situación así encontrar motivos para el optimismo resulta complicado y es difícil que acuda el dinero a los parqués bursátiles: los inversores claudican, las ventas persisten y domina la sensación de caída libre. La sobreventa dispone de unos porcentajes muy elevados, en algunos casos fuera de lo normal.

Es entonces cuando, por sorpresa, comienza este movimiento pasajero al alza que sorprende a infinidad de ahorradores que no tienen confianza en la renta variable porque creen que las cotizaciones de los valores van a caer más en las próximas sesiones. La experiencia en la evolución de los mercados bursátiles demuestra que ni las subidas son ilimitadas ni las caídas indefinidas.

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