Ayer terminó en Bruselas la asamblea anual de la asociación «CropLife», que aglutina a las patronales de las industrias fitosanitarios de todo el mundo, en la que participaron representantes del sector, Organizaciones No Gubernamentales (ONG´s), expertos de la Naciones Unidas y profesionales del sector.
Durante el encuentro se debatió acerca de las perspectivas ante la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible, que se celebrará a partir del 26 de agosto en Johannesburgo (Sudáfrica) y a la que asistirán estas industrias, por primera vez, como sector implicado.
Entre sus conclusiones más destacadas, las empresas señalaron que la industria fitosanitaria «responde a las preguntas de los consumidores con argumentos técnicos, que no llegan al gran público», indicó Alfredo Ruiz, responsable de «CropLife» en Latinoamérica.
Según Ruiz, la industria debe esforzarse por divulgar que en los últimos años se han realizado importantes proyectos en países en vías de desarrollo, muchos de ellos en América Latina, para promover un uso responsable de fitosanitarios, como la gestión de envases o la recogida de productos caducados. «La industria debe defender sus innovaciones con un lenguaje más cercano al consumidor», añadió.
OGM´s
Las empresas fitosanitarias también debatieron sobre las nuevas tecnologías, como el desarrollo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM´s) en países de África, como Kenia, donde estos productos han contribuido a una «producción alimentaria más segura y a conservar el medio ambiente», señalaron miembros de «CropLife».
Por otra parte, el profesor danés Bojrn Lomborg, dijo que los consumidores «deben abordar de un modo realista» la situación actual de la seguridad alimentaria». En este sentido, Lomborg apuntó que hay una tendencia entre los consumidores del primer mundo «a exagerar sobre los restos de residuos en la fruta, mientras por otro lado se descuidan otros problemas como la carencia de alimentos en otra parte del mundo».
Para este experto, las preocupaciones ambientalistas y la tendencia a adquirir productos biológicos «es un lujo» del consumidor europeo, mientras por otro lado existen verdaderos problemas en el mundo en vías de desarrollo.
Lomborg abogó por relativizar ciertas crisis, como las de las «vacas locas», ya que, en su opinión, pueden llevar a una excesiva preocupación innecesaria, a la vez que se descuidan otras cuestiones de sanidad alimentaria.
