¿Cómo elegir la calefacción adecuada?

Existen muchas alternativas para lograr una temperatura ideal. Veamos lo que hay que saber para decantarnos por aquella que mejor se adapte a nuestras necesidades.
Por EROSKI Consumer 22 de noviembre de 2004

En invierno, debido a las bajas temperaturas, pasamos más tiempo en casa, donde nos sentimos cómodos y protegidos del frío exterior gracias a los sistemas de calefacción. Con su introducción en nuestros hogares hemos ganado en calidad de vida.

La oferta es amplia y hay sistemas de calefacción para todos los gustos. Aún así, es difícil encontrar uno que sea económico y además consuma poco.

El consumo está ligado a las características constructivas del edificio: tipo de acristalamiento en las ventanas, existencia o no de aislamiento en fachadas, ventanas y puertas, el tamaño de la vivienda, etc. El 44% del consumo energético total de la casa se va en la calefacción, por tanto, representa uno de los mayores costes de la vivienda. La solución para reducir este gasto está en nuestras manos haciendo un uso correcto de la misma.

Antes de decidir sobre qué tipo de calefactores se instalarán, es importante tener en cuenta una serie de cuestiones:

Tipo de clima del lugar donde residimos. La elección será distinta dependiendo si es una zona fría o más cálida. En el primer caso, necesitaremos un sistema que mantenga el calor constante, sin embargo, en el segundo valdrá con calefactores que no sean utilizados de manera continuada.

Características de nuestro hogar, como el tamaño de la vivienda, el número de habitaciones y su distribución.

Necesidades de los habitantes. Dependiendo el uso que se haga de la calefacción, de las horas de permanencia en casa y de la edad de los miembros de la familia, nos decidiremos por un sistema adecuado a nuestras expectativas.

Costes. Habrá que realizar un estudio sobre el coste de la inversión inicial en las instalaciones necesarias y su rentabilidad por el uso posterior. También debemos analizar el gasto en mantenimiento que necesitará el sistema elegido, éste hay que tenerlo muy en cuenta porque será para toda la vida útil del aparato. Además de la inversión y el mantenimiento, tendremos que comparar precios del combustible y el consumo estimado. También existen costes de uso, como el espacio perdido en almacenar, las interrupciones del suministro por condiciones climatológicas adversas…

Situación geográfica de la vivienda en caso de optar por un sistema de calefacción con fuente de energía de suministro continuo. Deberemos vivir en una zona donde haya red de distribución. Además, la casa o el edificio debe disponer de acometida y habrá que tener en cuenta la frecuencia del suministro y la accesibilidad de los vehículos de transporte del mismo a la vivienda.

Sistemas recomendados

Electricidad, gas natural, propano, gasóleo… son algunas de las opciones que tenemos a la hora de elegir un tipo de calefacción. Pero en función de cada necesidad podemos hacer una serie de recomendaciones:

Bomba de calor: si lo que se desea es un aparato de calefacción en invierno y otro de aire acondicionado en verano. Además si el usuario busca una calefacción de poco consumo y no quiere ver radiadores en las paredes por falta de espacio o estética, ésta es la mejor alternativa.

Gasóleo: es recomendable para viviendas grandes o chalets, porque hay que instalar, además de los radiadores y la caldera, un depósito de gasóleo y una chimenea. Son instalaciones que precisan independencia en la demanda de combustible, ya que éste es almacenado.

Gas natural: es una buena opción cuando ya existe suministro de gas en la vivienda para otros usos, puesto que también puede ser utilizado para la cocina y el agua caliente. Es uno de los combustible más empleados en la actualidad pues resulta cómodo, el usuario no debe preocuparse de su almacenamiento y además, el mantenimiento es barato. Podemos definirlo como limpio, eficaz y no contaminante. También es adecuado para sistemas de calefacción centralizados en edificios.

Radiadores eléctricos: resultan especialmente rentables para consumos de calefacción medios, como los que se producen en localidades de clima templado. Generalmente este sistema es instalado en viviendas en las que no se puede poner una caldera de gas o gasóleo y se busca la instalación más barata sin importar el consumo de electricidad. Aunque es una energía cara, en la actualidad, gracias a la acumulación con tarifa nocturna permite un ahorro al usuario de hasta el 55% del consumo eléctrico, ya que durante la noche el consumo resulta más barato. Limpieza y seguridad son otras de sus características.

En cualquier caso, independientemente del combustible elegido, se recomienda calefacción colectiva pero pago individualizado. Esta modalidad tiene grandes ventajas en la compra o instalación y es mucho más barata por su relación coste-consumo.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube