El primer aspecto a considerar cuando nos planteamos comprar un electrodoméstico, es saber el uso que le vamos a dar. Por lo tanto, no es aconsejable que nos guiemos sólo por el aspecto estético. Por muy bien que coordine con el resto del mobiliario de nuestra cocina, debemos tener muy presente que el fin con el que lo compramos es que ahorre energía a la hora de realizar las tareas cotidianas.
Con los grandes electrodomésticos, como la lavadora, la nevera y el lavavajillas, hay que estudiar detenidamente las características de cada modelo, ya que existen grandes diferencias en cuanto a prestaciones de unos a otros.
Normalmente a mayores prestaciones mayor precio. Pero no siempre es así, por que en el precio también entran en consideración aspectos como el fabricante, el tiempo de garantía, o el Servicio Post venta en caso de avería.
Es en este último donde resulta interesante informarse de este importante servicio indagando, por ejemplo, si la garantía cubre los desplazamientos a tu vivienda.
Por otra parte, el grado de eficiencia también puede ser de gran utilidad, ya que con un sencillo sistema alfabético nos indica el consumo de energía o agua, así como el grado de eficacia de cada una de las funciones que realiza el electrodoméstico. De esta manera una A en consumo de agua por ejemplo, supone que el aparato tiene un consumo en este apartado de los más reducidos del mercado.
