Los coches contaminan el medio ambiente y suponen un gasto energético importante. Ni siquiera haría falta comentar este razonamiento, pero existen datos que dejan muy patente el problema de las emisiones contaminantes sobre los que merece la pena reflexionar.
Recientemente un informe de la revista medioambiental WorldWatch exponía que las emisiones contaminantes de dióxido de carbono (CO2) y otros gases causantes del efecto invernadero crecieron en España en el período que va de 1990 a 2003 un 40,43%.
Los medios de transporte son responsables en gran medida de las emisiones de CO2, la relación con el ahorro energético es clara: cuanta más energía gastemos con nuestros vehículos mayores serán sus emisiones contaminantes, además de que consumiremos más carburante y gastaremos más dinero.
Por esta razón es importante que adoptemos una serie de medidas para reducir en lo posible el consumo energético de nuestros vehículos; el medio ambiente y nuestros bolsillos lo agradecerán.
En primer lugar, no deberemos utilizar el coche si no es necesario. Podemos desplazarnos a muchos lugares mediante el transporte público o incluso andando, sobre todo si es dentro del núcleo urbano, a veces hasta de manera más cómoda que usando el coche. Posiblemente tardaremos menos y así nos ahorramos el problema de aparcar.
Otra manera de reducir el uso del coche es quedar con gente de nuestro trabajo que viva cerca de nosotros para ir juntos a trabajar, compartiendo los vehículos a turnos para ocupar todas las plazas posibles y así evitar que cada conductor se desplace a su centro de trabajo en su propio automóvil siempre.
Por otro lado, a la hora de comprar un coche nuevo los criterios que han de imperar en nuestra decisión habrán de ser los del ahorro, es decir, nos fijaremos antes que nada en su consumo de combustible y en la contaminación que produce.
