Piscinas de plástico en la terraza, ¿son seguras?

Un modo barato de refrescarse sin aire acondicionado es colocar una piscina en la terraza, pero para evitar disgustos hay que conocer si el edificio resistirá el peso
Por Blanca Álvarez Barco 2 de junio de 2020
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Imagen: iStock

¡No hay nada tan refrescante como darse un chapuzón en agua fresca! Y, con una piscina hinchable, hasta los presupuestos más modestos pueden disfrutar de un baño en el balcón de casa. Rápidas y fáciles de instalar, con diferentes medidas y materiales, son las reinas de los veranos, con un crecimiento de ventas sostenido cada año de hasta el 10 % anual, según fuentes del sector. Pero no todo son ventajas. Como se detalla en este artículo, algunos arquitectos dan la voz de alarma acerca de su seguridad para la estructura de los edificios, a lo que se unen las recomendaciones de pediatras para que ningún pequeño se bañe en ellas sin la supervisión de un adulto.

Un buen remojón cuando los termómetros pasan de los 38 ºC se agradece, y si es en la terraza o el balcón de casa, con toda comodidad y sin gastar un céntimo, más aún. Pero, aunque son una opción al alza, las piscinas portátiles de plástico e hinchables no están exentas de riesgos. Una portátil de solo 40 centímetros de profundidad puede poner en peligro la estructura de un piso de obra nueva en buen estado y, por supuesto, la seguridad de todos sus moradores.

Por eso, antes de colocar una en la vivienda, hay que informarse para hacerlo con seguridad o incluso desechar la idea. A continuación se aportan las claves para ello.

Piscinas en la terraza, ¿resistirá el peso el edificio?

Piscina plastico balcon peso

Imagen: Pixabay

Antes de adquirir y montar una piscina portátil hay que asesorarse. Las piscinas hinchables no traen advertencias sobre la resistencia de la estructura del piso y sus etiquetas solo informan de su capacidad. Se puede preguntar al vendedor si cierto ático o terraza aguantará el peso una vez llena la piscina, pero lo habitual es que lo desconozca. ¿Qué se puede hacer entonces?

Una buena solución es llamar a un aparejador o arquitecto, alguien con conocimientos específicos, para que vea el lugar exacto donde se quiere colocar y determine si es posible o no.

Para quedarse más tranquilos, se podría consultar la memoria de estructura de la casa -que debe tener la constructora-, pues en ella aparecen datos importantes, como cuánto peso soporta el forjado. En líneas generales, la media de carga que aguanta la estructura de la vivienda suele estar en 350 kilos por metro cuadrado.

Piscinas hinchables, ¿su altura es peligrosa?

Si la piscina es poco profunda, no hay peligro de hundimiento. Porque, más que la superficie que ocupe la piscina, hay que tener en cuenta su altura. De ella dependerán los litros que hay sobre cada metro cuadrado.

Un litro de agua pesa un kilo. Si la piscina se llena hasta 30 centímetros, ya llegaría a 300 kilos por metro cuadrado, a los que se añaden el peso de la piscina y el de la gente que se baña… Por eso, con 40 centímetros de agua ya se está superando el límite, y si se llenan unos 50-60 centímetros, se llegaría a 500-600 kilos de peso, sobrepasando en mucho la carga media que aguanta la casa.

¿Qué dice la ley sobre las piscinas portátiles?

La legislación en España no indica nada específico sobre el uso de las piscinas portátiles, ni dónde y cómo colocarlas en terrazas o balcones. Lo que sí señala es que cada metro cuadrado forjado de una vivienda debe ser capaz de soportar la presión de 200 kilos, más que suficiente para muebles y personas. A menudo, como señalan desde el Colegio de Arquitectos de Cataluña, los arquitectos e ingenieros aplican márgenes de seguridad para dar mayor firmeza a las construcciones y dotan a los suelos de unas resistencias de unos 350 kilogramos por metro cuadrado.

Con estos cálculos, en un piso recién construido con la normativa actual se podría poner una piscina portátil que no supere los 30 centímetros de profundidad.

Piscinas: peligros de ahogamiento

Otro aspecto que no debe olvidar de las piscinas portátiles es que, como se indica en sus instrucciones, no son juguetes. Y si se utilizan, siempre debe ser bajo la supervisión de un adulto.

Un estudio americano publicado en julio de 2011 en Pediatrics reflejaba que cada cinco días un niño se ahogaba en una piscina portátil durante el verano en los Estados Unidos. La clave, en gran medida, está en el exceso de confianza, ya que se tiende a no considerar peligrosas estas piscinas y se presta menos atención a los pequeños que en otro tipo de piscinas.

La OMS coincide con esta apreciación y señala que los ahogamientos provocan más de 150 muertes, muchas por falta de atención. De hecho, en 2013, siete de cada diez accidentes se produjeron por despiste momentáneo de los padres o cuidadores, según la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.

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