Vender papel y cartón

El precio del papel ha bajado hasta un 50% debido a la crisis
Por Elena V. Izquierdo 28 de noviembre de 2009
Img carton

Se esfuerzan por transformar los residuos en recursos, convierten el papel usado en una nueva materia para prevenir la contaminación y el uso ineficiente de los bienes naturales. Son los recuperadores: particulares y empresas que recogen, reciclan y reutilizan el papel y el cartón sobrante en una sociedad donde la cantidad de basura que se genera está en constante aumento. Pero el sector de la recuperación y el reciclaje del papel no es ajeno a la crisis económica. A partir del mes de septiembre de 2008, el dinero que se pagaba por papeles y cartones comenzó a desplomarse. La caída ha llegado a tal extremo, que ha supuesto un descenso del 50% en el precio del papel y del cartón. Ha alcanzado los niveles más bajos de los últimos 15 años, como antes sucedió en China y en Estados Unidos.

Cuánto se paga por el papel

El dinero que se percibe por la entrega de papel depende de sus características. Según los datos del Gremio de Recuperación de Cataluña, en septiembre de 2009 el precio del papel blanco de primera era de 170 euros por tonelada (como media), el de segunda costaba 80 euros y el de tercera alcanzaba los 57,5 euros. Por cada 1.000 kilos de periódicos y revistas, se abonaban 32,5 euros y hasta 55 euros en el caso de los diarios nuevos. El cartón paja se pagaba a 25 euros la tonelada.

No siempre ha sido así. Hasta hace unas décadas era frecuente utilizar el papel de periódico para usos muy diversos. En los hogares, una vez leídos, se usaban para envolver los bocadillos e incluso como papel higiénico. En las tiendas, los comerciantes entregaban los alimentos envueltos en páginas de periódico plegadas o en forma de cucurucho.

El precio de papel y cartón ha alcanzado los niveles más bajos de los últimos 15 años

Cuando el periódico se dejó de usar para estos menesteres, también era habitual que los porteros de los inmuebles recogieran los papeles sobrantes de cada casa -prensa, envoltorios de regalos o cartones de embalaje- para llevarlos a las traperías o chatarrerías y ganarse un dinero, algo que también hacían las parroquias con el fin de conseguir unos ingresos extras.

Del trapero a los centros de gestión de residuos

El trapero era el personaje por excelencia. Recorría las calles en busca de papel, cartón y otros materiales para ganarse la vida con una labor casi de supervivencia. Las familias se libraban de papeles que no necesitaban, los intermediaros conseguían un beneficio económico y los establecimientos recibían el material sin necesidad de ir a recogerlo. Después, los expertos lo trataban y, tras un proceso de reciclado, lo utilizaban, entre otros fines, para elaborar cartón.

Hoy en día estas prácticas permanecen vigentes, pero en menor medida, ya que la instalación de contenedores de reciclaje en la mayoría de pueblos y ciudades de España permite a los ciudadanos depositar sus residuos en lugares específicos.

El oficio de trapero sigue vivo, pero la industria de la recuperación y gestión de recursos los ha relegado a un papel secundario. En la mayoría de los casos, los cartoneros recogen papeles y cartones de los comercios y las calles, los empaquetan y los llevan en pequeños camiones o furgonetas hasta las chatarrerías o centros de reciclado, donde les pagan la mercancía a un precio que se fija en función de la cantidad y del tipo de papel o cartón que entreguen.

La recogida de papel se puede contratar por unos 15 euros mensuales

Pero la mayor parte de la labor de recogida se lleva a cabo de una manera industrial y la mayoría de los pequeños negocios, algunos casi centenarios, se han convertido en centros de recuperación y gestión de residuos. La modernización ha venido de la mano de la investigación y de las inversiones en maquinaria y tecnología punta.

Además de los contenedores situados en las calles, los negocios de recuperación, con frecuencia, se nutren del papel de empresas, comercios o administraciones públicas. Facilitan la recogida de cartones, folios, documentos y residuos para su posterior reciclado. Hay ecopapeleras en las que los trabajadores de las oficinas pueden depositar los papeles que ya no necesitan y que después retirarán los operarios que gestionan este primer paso del reciclaje.

Por unos 15 euros mensuales, se puede contratar la recogida de papel. Las empresas recuperadoras instalan los contenedores donde se depositan hasta 100 kilos de hojas o cartones y trasladan su contenido al terminar el mes, sin que el cliente tenga que preocuparse en llamar porque la recogida es periódica. Si el contenedor se llena antes, es posible avisar para que se vacíe, a cambio de abonar una determinada cantidad. Según las necesidades de cada lugar de trabajo, el volumen de papel varía y el coste del servicio se adapta a la cantidad que se recoge.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube