Miedo del perro al ruido esta Navidad

La fobia a petardos y fuegos artificiales es frecuente en perros y puede causar estrés, problemas de salud y peligrosas pérdidas
Por Carolina Pinedo, Eva San Martín 22 de diciembre de 2014
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Imagen: bayasaa

No sólo los gatos pueden padecer fobia a petardos y fuegos artificiales. Ocho de cada diez perros experimentan miedo al ruido y a estas explosiones festivas, una situación que se repetirá esta Navidad. La fobia canina al ruido no es un problema menor: les provoca estrés, puede causar extravíos e implica un grave riesgo para su salud. A continuación encontrará consejos para proteger a su perro del ruido de petardos y fuegos: consultar con el veterinario, proporcionarle un refugio seguro en casa, adelantar los paseos caninos y nunca soltar a un can de la correa, para evitar los extravíos.

El ruido intenso es frecuente durante las celebraciones de Navidad. Sin embargo, los gatos no son los únicos que pasan miedo durante la explosión de petardos y fuegos artificiales. Ocho de cada diez perros también padecen un temor extremo durante la explosión de petardos y fuegos artificiales, concluye un estudio de la Universidad de Bristol.

El ruido puede comprometer la calidad de vida de un perro: la ansiedad que les genera el impacto sonoro fuerte tiene consecuencias negativas para su salud. El corazón canino se acelera, el estrés se dispara y esto puede, incluso, recortar los años de vida del animal.

Algunos perros desarrollan fobia al ruido de los petardos. Las señales más frecuentes para reconocer este problema canino son las siguientes: el can suele andar de un lado a otro de manera compulsiva, su respiración se acelera y padece jadeos. Además, surgen temblores y el can se esconde.

Pero, ¿qué hacer para ayudar a un perro con miedo a petardos y fuegos artificiales? A continuación encontrará algunos consejos.

1. Consultar con el veterinario

Curar una fobia al ruido en los perros puede precisar la ayuda de un veterinario que nos asesore. El doctor canino puede incluso aconsejarnos algún ansiolítico en los casos más graves, es decir, cuando el animal esté en riesgo de enfermar por el ruido.

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Imagen: bayasaa

La medicación del perro hay que ofrecérsela antes de que aparezcan los petardos. De esta manera, el estrés se reducirá de manera notable.

2. Un refugio canino

Antes de que comiencen los petardos y fuegos, podemos instalar al perro en el lugar más aislado de la casa y cerrar las ventanas, así como correr las cortinas. Allí se le puede colocar su juguete preferido, un plato con agua y su cama.

Cuando comienzan los petardos y fuegos, muchos perros reaccionan escondiéndose. Este refugio les proporcionará seguridad, por lo que no conviene obligarles a salir de él.

3. Los paseos de los perros: antes de los petardos

Durante la época de petardos y fuegos artificiales, conviene salir con el perro de paseo antes de que comience la sesión de ruidos. Tanto perros como gatos estarán más seguros dentro de casa cuando comiencen las celebraciones y así evitamos el peligro de que nuestro can se pierda mientras trata de huir del foco ruidoso.

En cualquier caso: la correa durante las salidas es aún más importante de lo habitual.

4. No castigar al perro con miedo

No debemos castigar o reprender a un perro con miedo a los petardos y fuegos artificiales: el animal se encuentra en un estado de ansiedad y pánico.

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Imagen: Tom Hart

Los expertos aconsejan proporcionarle refugio y mostrar normalidad. Podemos tranquilizarle de manera verbal, pero no cogerlo en brazos. Un exceso de caricias durante el episodio de estrés puede reforzar su inseguridad.

Perros: un oído fuera de lo común

El oído de los perros se diferencia del humano en su gran habilidad para oír sonidos de alta frecuencia. Esta es la razón por la que, para ellos, ciertos sonidos estridentes y con mucha potencia les provocan inquietud.

Los perros pueden captar grandes densidades de ondas por segundo y escuchar sonidos emitidos por murciélagos y ratas. Mientras que las personas sólo captamos sonidos de hasta 20.000 ciclos por segundo, los canes llegan a los 60.000 ciclos por segundo.

Los perros se han tenido que acostumbrar a ignorar o tolerar los sonidos que se producen en el ambiente humano. Aunque les resulten molestos, se han adaptado para reducir su nivel de estrés.

Este proceso de aclimatación se denomina ambientación auditiva y se produce de manera paulatina, desde que el perro es un cachorro hasta que se convierte en un adulto. Sin embargo, hay perros más nerviosos y reactivos frente a los sonidos estridentes, por lo que les cuesta más completar este proceso de adaptación.

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