La Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA) ha alertado del riesgo sanitario que supone la presencia de la oruga procesionaria en áreas urbanas. «El simple contacto con esta especie, peligrosa para el hombre y muy tóxica para los animales domésticos, puede producir dermatitis, lesiones oculares y fuertes reacciones alérgicas o urticaria», recuerda la organización.
La oruga procesionaria afecta a todo el territorio peninsular y a Baleares y reaparece cada año al comienzo de la primavera. Ataca sobre todo a los pinares españoles, aunque también puede dañar a otras especies arbóreas como cedros y abetos. Se trata de «una plaga que ataca por igual a las especies arbóreas que se encuentran en las zonas urbanas, en parques, jardines, colegios, urbanizaciones y áreas residenciales», señala ANECPLA. «El invierno, mucho más suave y seco de lo normal, ha hecho que este año la población de la oruga procesionaria prospere, adelantado su llegada», ha explicado la directora general de la asociación, Milagros Fernández de Lezeta.
Esta especie se caracteriza por estar rodeada de unos pelos urticantes que se dispersan y flotan en el aire, lo que produce irritación en la piel, nariz y ojos. Si se produce un contacto directo con la oruga, su pelo se clava en la piel y libera un producto tóxico que genera la liberación de histamina en la persona afectada y, en consecuencia, la reacción alérgica. Por estos motivos, añade la Fernández de Lezeta, «la procesionaria del pino, además de ser dañina para los pinos, puede convertirse en un problema sanitario para las personas».
Los métodos de control habituales para combatir esta plaga son la destrucción de los bolsones, el empleo de trampas de feromonas, la instalación de barreras físicas o el empleo de productos químicos. No obstante, la elección de los mismos, debe efectuarse tras valorar factores como el ciclo biológico en el que se encuentre la plaga, las condiciones ambientales, el nivel de infestación o la minimización del posible impacto sobre el medio, los animales y el ser humano. «Las empresas profesionales de control y prevención de plagas deben ser, por tanto, las encargadas de establecer las medidas de control pertinentes», recuerda ANECPLA.
De manera periódica, las distintas administraciones públicas establecen medidas de prevención en bosques y zonas públicas de las ciudades (vías urbanas, parques y jardines) para frenar y evitar la aparición de esta plaga. Si bien, y al margen de estas actuaciones, ANECPLA aconseja a los propietarios de fincas, urbanizaciones y jardines con este tipo de especies que mantengan los árboles en un estado fitosanitario adecuado para evitar posibles focos de infestación. Se debe prestar especial atención a aquellas zonas transitadas por niños, por lo que la asociación aconseja a los adultos evitar el posible contacto de los pequeños con las orugas en parques y jardines o zonas de recreo.
Los animales domésticos y especialmente los perros están también expuestos, por lo que se recomienda a los dueños extremar la vigilancia para evitar que sus mascotas se acerquen a este tipo de árboles. Los síntomas que pueden manifestar son: inflamación del hocico y cabeza, picores intensos en las partes afectadas y abundante salivación.