Barcelona adopta una medida pionera al suprimir el sacrificio de animales de compañía

La eutanasia se reservará sólo para casos de enfermedades incurables o riesgo para la salud de las personas
Por EROSKI Consumer 4 de enero de 2003

Con la entrada del nuevo año, la perrera municipal de Barcelona ha suprimido el sacrificio de animales de compañía. Esta iniciativa, pionera en España, fue aprobada por el Ayuntamiento de Barcelona el pasado mes de abril con el objetivo de aumentar las adopciones de perros y gatos que se quedan sin propietarios y disminuir los abandonos de estos animales en la calle.

El año pasado, en el centro municipal de acogida de animales de la Ciudad Condal entraron 1.491 perros y 1.052 gatos. Un 36% de los perros se sacrificaron, frente al 47% de 2001, mientras que en el caso de los gatos se mataron el 27%, un 28% menos que en 2001.

La supresión del sacrificio de animales implica que la eutanasia para los perros y gatos se reservará únicamente en caso de que éstos «sufran enfermedades irreversibles que impliquen sufrimiento» o que «pongan en riesgo la salud de las personas», según la normativa aprobada por el Gobierno municipal.

La Fundación Altarriba, que pasará a gestionar la perrera municipal barcelonesa, espera aumentar el número de adopciones de animales que se realizan en este centro de acogida y que actualmente se sitúa en el 38%.

Paralelamente a la aplicación de esta medida, el Ayuntamiento de Barcelona continuará impulsando la esterilización de las colonias de gatos que viven en la ciudad a través de convenios con entidades protectoras. En la actualidad, el Consistorio gestiona 31 colonias de gatos, mientras que otros grupos están controlados directamente por asociaciones.

El Ayuntamiento también prevé impulsar una nueva ordenanza que recogería todas las normativas existentes sobre la tenencia de animales y que se segregaría de la legislación de Medio Ambiente. El objetivo sería «incrementar las sanciones económicas por la irresponsabilidad de los dueños de los animales, como no censarlos, no incorporarles el «chip» o no recoger las defecaciones en la vía pública», explicó la cuarta teniente de alcalde Imma Mayol.

En Barcelona existen 14.000 animales de compañía censados, pese a que el Ayuntamiento calcula que en la ciudad hay presumiblemente unos 150.000. La normativa actual prevé sanciones de entre 60 y 1.500 euros por no censar a los animales de compañía, por permitir que defequen libremente en la vía pública, mientras que la multa por abandono o maltrato puede llegar a los 15.025,30 euros.

Por otro lado, el Consistorio catalán propone incrementar la capacidad de la Guardia Urbana en cuanto al control de los animales, aumentando el número de lectores de «chips» identificativos por distrito y dotándoles de una agenda electrónica de bolsillo «que les permitirá comprobar si los perros y gatos que pasean por la calle están censados o no», señaló Mayol.

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