Un estudio que publica hoy la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS) confirma por primera vez que es posible medir las condiciones de sequedad y consumo de carbono de la selva tropical del Amazonas desde el espacio. Mediante la combinación de tecnologías terrestres y espaciales -entre las que destaca el satélite de la Agencia Espacial de EE.UU. (NASA) Earth Observing (EO-1), lanzado hace tres años- se han conseguido evaluar las condiciones de la Amazonía, obteniendo resultados idénticos que en las mediciones efectuadas en la Tierra, indica el estudio.
Es la primera vez que se realiza un experimento de estas características. Un grupo de científicos de la Universidad de Stanford (California) ha sido el encargado de llevarlo a cabo. Su trabajo consistió en cubrir con plástico 10.000 metros cuadrados de selva en la parte central de Brasil. Esto les permitió medir, entre otros indicadores, las lluvias, la humedad del suelo y la frondosidad de la zona tapada.
Los parámetros obtenidos se compararon con los proporcionados por el satélite EO-1, gracias a una técnica denominada «espectroscopia de imagen». Los científicos comprobaron entonces que el espectro de datos recogido por el satélite, a partir de la luz del Sol reflejada, correspondía con las mediciones «sobre la tierra», que indicaban un descenso de la humedad en el suelo y deshidratación en las hojas.
El coordinador de este experimento, Gregory Asner, se muestra optimista y explica que «si este satélite puede ser usado para realizar mediciones tan detalladas como la fisiología amazónica, significa que la misma técnica puede emplearse para otro tipo de fenómenos ecológicos a pequeña y gran escala».
El investigador, perteneciente al Departamento de Ecología Global de la Carnegie Institution, en Stanford, subraya asimismo que entender el entorno del Amazonas es esencial para comprender «cómo la biosfera interactúa con el sistema climático». Sin ciertos datos, «es imposible determinar qué papel juegan las selvas tropicales en la mediación, por ejemplo, con los efectos de las emisiones de combustibles fósiles de la actividad humana», puntualiza Asner. «Esta tecnología espacial es el futuro para analizar el planeta», concluye.