Las mujeres tienen mucho más poder para mejorar el medio ambiente de lo que creen. Es la principal conclusión de “Big Green Purse” (El gran bolso verde), el último libro de Diane MacEachern (Detroit, Michigan, 1952). Esta escritora y activista medioambiental ofrece en su obra consejos para enfocar dicho poder hacia decisiones de compra más ecológicas, de manera que influyan en el sistema productivo. Su trabajo en defensa del medio ambiente le ha llevado a escribir varios libros en los que explica cómo los consumidores pueden salvar el planeta, a impartir cientos de conferencias y a colaborar en diversos medios de comunicación de su país.
MacEachern también forma parte de los impulsores más activos de la campaña “Ser uno en un millón”, que pretende convencer a los consumidores para que utilicen productos ecológicos, y ha asesorado a la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense (EPA) o a empresas como Ford. Y para dar ejemplo, vive con su marido y sus dos hijos en una casa ecológica construida por ellos mismos en 1985.
La mayoría de las mujeres son las “directoras ejecutivas” de sus hogares, y por tanto, las responsables máximas de las decisiones que competen al medio ambienteLa mayoría de las mujeres son las “directoras ejecutivas” de sus hogares, y por tanto, las responsables máximas de las decisiones que competen al medio ambiente. Ellas toman las decisiones de compra acerca de prácticamente todo: la ropa que lleva su familia, los alimentos que comen, el mobiliario de la casa, los juguetes de los niños o los aparatos que utilizan. Todo esto tiene un enorme impacto ambiental. Cuando las mujeres optan por comprar productos y servicios que ofrecen los mayores beneficios para el medio ambiente, ayudan a reducir el impacto de su familia. Y con estas decisiones también cuelgan una llamativa “zanahoria verde” delante de los fabricantes que les indica que tienen que reducir su impacto medioambiental.
Asimismo, las mujeres se muestran más dispuestas a reaccionar antes; los hombres parecen querer contar con información verificada más allá de cualquier sombra de duda. Las mujeres aparentan entender intuitivamente que lo que hacemos al medio ambiente nos lo hacemos a nosotros mismos. Una mujer no espera a que su hijo sea atropellado por un coche para decirle que antes de cruzar la calle mire a ambos lados. De la misma manera, en general, las mujeres actúan con la contaminación y los productos químicos tóxicos: no esperan a que haya pruebas absolutas de que la contaminación nos está matando para hacer algo al respecto.
Las mujeres no esperan a que haya pruebas absolutas de que la contaminación nos está matando para hacer algo al respectoA la hora de tener que comprar algo, el consumidor debería tratar de elegir el producto que se ha elaborado con la menor cantidad de energía y recursos naturales, y que realmente pueda ser reciclado. Del mismo modo, se deberían evitar los productos que puedan poner en riesgo la salud o el medio ambiente por contener elementos químicos peligrosos. También es aconsejable elegir productos que hayan sido certificados por cumplir con las normas ambientales con algún tipo de etiqueta ecológica. En la web “Big green Purse” se pueden encontrar más consejos para comprar ecológicamente sin confusiones.
Cualquier derroche o consumo excesivo debe evitarse a toda costa. Todos podemos hacer todo con mucho menos de lo que tenemos. En definitiva, el principal consejo sería simplificar nuestra forma de vida: comprar menos, compartir más y asumir las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar.
Cualquier derroche o consumo excesivo debe evitarse a toda costa. Todos podemos hacer todo con mucho menos de lo que tenemosHacer todo lo posible para reducir el gasto en energía: disminuir el gasto en calefacción, utilizar transporte público, instalar bombillas de bajo consumo, etc. Y centrarse también en el agua, uno de los recursos que más rápido disminuye.
¡Cualquier persona puede participar en esta campaña! Estamos alentando a que un millón de personas cambie 1.000 dólares del dinero que gasta normalmente por productos y servicios que ofrecen el mayor beneficio para el medio ambiente. Por ejemplo, se puede cambiar agua embotellada por agua filtrada en casa y una botella de agua reutilizable, destinar el dinero que se ahorra para comprar leche ecológica, o utilizar una esponja en vez de toallas de papel de usar y tirar.
El mejor lugar para llegar a los consumidores son las propias tiendas donde compran, ya sean físicas o en InternetEl mejor lugar para llegar a los consumidores son las propias tiendas donde compran, ya sean físicas o en Internet. Las personas necesitan información, ya que están tomando una decisión, por lo que es útil que se les proporcione información para que puedan considerar sus opciones. Por otra parte, Internet, la radio, la televisión, en general, cualquier medio de comunicación, ayuda a informar a la gente. El boca a boca es también muy poderoso.
Los alimentos ecológicos son, sin duda, un buen ejemplo. Hace 20 años, era muy difícil encontrarlos, pero hoy día, gracias a la demanda de los consumidores, su disponibilidad ha aumentado de manera espectacular.
Muchas personas todavía están confundidas acerca del valor de los productos ecológicos en comparación con los convencionalesMuchas personas todavía están confundidas acerca del valor de los productos ecológicos en comparación con los convencionales. Quizás haga falta una campaña que ponga de relieve la relación coste-beneficios de los productos ecológicos, y que de alguna manera se recompense a los consumidores por hacer compras ecológicas. Otra de las ideas podría ser ofrecer bonos de descuento para este tipo de productos.
Ahora, todo el mundo está intentando conservar su dinero como sea posible. Sin embargo, a medida que comience la recuperación económica, todos deberíamos centrar nuestros gastos en productos y servicios ecológicos. De esta forma, se impulsará la economía verde, lo que atraerá a otros fabricantes a seguir el ejemplo.
