Energía nuclear: se reabre el debate

Estancada en los últimos años, sus defensores la presentan ahora como una solución al cambio climático y a la dependencia de los combustibles fósiles
Por Alex Fernández Muerza 2 de enero de 2008
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Imagen: Image After

El debate sobre si impulsar o no la energía nuclear vuelve a estar de actualidad. Recientemente, España recalcaba públicamente su decisión, dada a conocer a principios de diciembre, de una agenda para reducir progresivamente la energía nuclear. Por su parte, la UE también hacía referencia hace unos meses en Bruselas al futuro de esta energía en la Europa de los 27. Sus defensores la presentan como un sistema limpio, sin emisiones de gases contaminantes ni de efecto invernadero (GEI); seguro porque cuenta con sistemas más modernos; y necesario, porque permite reducir la dependencia energética de los combustibles fósiles. Sin embargo, sus críticos recuerdan sus problemas, como el de los residuos radiactivos, y destacan que frenaría a las energías renovables, las únicas que en su opinión pueden abastecer de manera ecológica las necesidades mundiales.

¿Se reabre el debate nuclear?

España se posiciona en el uso de la energía nuclear de la siguiente manera: “la intención es mantener una política razonable, progresiva, de reducción de la energía nuclear”, para lo que se apuntaba la elaboración de una “agenda de futuro de la energía nuclear en nuestro país.

/imgs/2007/12/nuclear01.jpgHace unos meses, la cumbre de la Unión Europea (UE), celebrada en Bruselas, trataba de lograr acuerdos contra el cambio climático. Sin embargo, Francia en aquel aprovechaba la reunión para tratar de convencer al resto de países de la necesidad de la energía nuclear en la lucha contra el cambio climático, al no emitir GEI. Asimismo, recalcaba que las fuentes renovables sólo pueden ayudar de manera parcial al reto de la UE en este campo.

El interés francés por la energía nuclear es evidente. Sus 59 reactores generan el 78,45% de su electricidad, lo que le convierte en el país del mundo con mayor porcentaje de este tipo de energía. El objetivo de Francia es seguir potenciando esta fuente de energía, y de hecho, a finales de 2007 comenzará la construcción de una central nuclear de tipo EPR (reactor europeo de agua presurizada, por sus siglas en inglés) en la localidad de Flamanville (Noroeste), que le permitirá exportar energía a otros países, entre ellos a España.

En 1990, en lo que ahora es la UE, había 164 centrales nucleares, mientras que ahora hay 147

A pesar de ello, en los últimos años el despliegue nuclear ha estado más bien paralizado. En Estados Unidos, histórico impulsor de esta energía, su presidente, George W. Bush, lleva promoviéndola desde hace seis años, aunque no ha iniciado ninguna planta. En toda la UE, sólo Finlandia, tras grandes debates, decidía construir el primer reactor europeo en 15 años. De nombre Olkiluoto 3, su entrada en funcionamiento está prevista para 2009, y será el reactor nuclear más grande del mundo. Asimismo, Eduardo González, Presidente del Foro de la Industria Nuclear Española, subraya que también se están construyendo dos nuevas centrales en Bulgaria y una en Rumanía.

Según José Santamarta, responsable del Instituto World Watch en España, en 1990, en lo que ahora es la UE, había 164 centrales nucleares, mientras que ahora hay 147. Asimismo, en todo el mundo, en los últimos doce años, se han clausurado 33 centrales nucleares y se han inaugurado 54, menos de dos reactores al año. Algunos países, como Alemania, prevén incluso el abandono planificado de su producción nuclear.

No obstante, gran parte de los países con reactores nucleares no están dispuestos a cerrar estas instalaciones, aun en los casos de países como Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia o Lituania, cuyos reactores de tipo soviético deberán cerrarse por razones de seguridad de aquí a 2009. En Gran Bretaña, el anterior primer ministro, Tony Blair, declaró su intención de construir nuevas centrales para garantizar el suministro de la isla ante el agotamiento del petróleo del Mar del Norte.

Asimismo, los expertos recuerdan que la UE participa en el proyecto ITER de construcción de un reactor de fusión, y que el Tratado Constitucional conserva el Tratado EURATOM de 1957 para la promoción de la Energía Atómica como un apéndice, en el que destaca su importante papel.

En cualquier caso, mientras los países de la UE deciden si seguir o no impulsando la energía nuclear, países como China, que planea la creación de 50 plantas nucleares en las dos próximas décadas, o la India, con ocho en construcción, lo tienen más claro.

Argumentos a favor

Según sus defensores, la energía nuclear permite un desarrollo sostenible, ya que evita la emisión de gases contaminantes como dióxidos de azufre y nitrogenados y GEI, que sí producen las centrales térmicas de carbón y gas natural. Asimismo, defienden, el coste de generación de la electricidad de origen nuclear es el más bajo después de la hidráulica.

Por otra parte, la cada vez mayor dependencia energética de los países europeos -en la actualidad por encima del 50%, que llega al 85% en España- es otra de las principales razones de la reactivación del debate a favor de la energía nuclear. Por ejemplo, la Agencia Internacional de la Energía recomienda a la UE en su informe “Perspectivas Energéticas Mundiales” reconsiderar la nuclear como una alternativa viable para contribuir a un escenario menos dependiente energéticamente y menos contaminante.

Con la generación actual de energía nuclear se pueden evitar 500 millones de toneladas de CO2, entre el 15 y el 20% de las emisiones de la UE

El Consejo Mundial de la Energía (CME), integrado por representantes del sector público y privado de 90 países para “promover el abastecimiento y uso sostenible de energía en beneficio de todos”, se posiciona de manera similar en un reciente informe, en el que subraya que es “indispensable” la apuesta de Europa por las nucleares, como una alternativa al “encarecimiento de la electricidad” y para limitar el calentamiento global. El informe concluye que con la generación actual de energía nuclear se puede evitar la emisión de 500 millones de toneladas de CO2 (anhídrido carbónico), lo que supone entre el 15 y el 20% de las emisiones de la UE.

En cuanto a las posibilidades de que haya un nuevo accidente como el de Chernobil, el director del informe, Alessandro Clerici, ha asegurado que son “muy, muy bajas” y que con la tercera generación de reactores que se empieza a desarrollar es “100 veces más difícil” y se genera “100 veces menos desperdicios porque son más eficientes”.

/imgs/2007/12/nuclear03.jpgLos responsables del CME señalaban también que el desarrollo de la energía nuclear puede convivir con las energías renovables, pero creen que éstas últimas no pueden suplir por sí mismas las necesidades actuales de energía. En esta misma postura mixta, se encuentran expertos como Carlo Rubbia, Premio Nobel de Física en 1984. Según este científico italiano, en cuarenta años se agotarán las reservas de petróleo, gas natural y también de uranio, el principal combustible de las centrales nucleares. Sin embargo, la energía solar, la biomasa y las fuentes nucleares alternativas, como el torio, podrán suplirlas para abastecer de energía a los 10.000 millones de personas que habrá en 2050.

En cuanto a la seguridad de las centrales nucleares, Eduardo González afirma que se diseñan de manera “robusta y segura”, y se encuentran entre las instalaciones industriales mejor protegidas. “El concepto básico de seguridad nuclear se basa en el principio de barreras múltiples colocadas en serie entre los productos radiactivos y el medio ambiente”, explica.

Respecto a los residuos radiactivos, el responsable del Foro Nuclear asegura que “están perfectamente vigilados, financiados, controlados y gestionados por profesionales cualificados y, de esta forma, no perjudican a la población ni al medio ambiente. Por otro lado, se siguen realizando investigaciones que avanzan en la reutilización del combustible gastado en otras centrales y la reducción de su radiactividad y volumen”.

Argumentos en contra

Heikki Willstedt, experto en energía y cambio climático de WWF/Adena, considera que no hay una necesidad perentoria para Europa de volver a la energía nuclear. “Sería un error mayúsculo”, asegura, “ya que volvería a canalizar la mayor parte de las inversiones hacia este tipo de centrales, desviándolas de la toma de medidas de eficiencia energética y de impulso de las renovables”.

La única forma de sobrevivir de las centrales es mediante ayudas estatales transparentes o encubiertas

De la misma opinión es José Santamarta, quien recuerda que, aunque el cenit de la producción mundial del petróleo y gas natural llegará en 20 o 30 años, hay tiempo más que suficiente para una transición ordenada hacia un modelo energético más eficiente, menos intensivo y en donde las energías renovables vayan sustituyendo paulatinamente a los combustibles fósiles, sin necesidad de recurrir a la energía nuclear.

Además del inconveniente más conocido de un posible Chernobil, Willstedt y Santamarta enumeran una serie de problemas que deberían ser tenidos en cuenta para no abrir más centrales nucleares e ir cerrando progresivamente las actuales:

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  • Las fugas y la contaminación están presentes en toda la cadena comercial del procesado de materiales nucleares, y produce un legado radioactivo extremadamente peligroso para la salud y los ecosistemas durante miles de años.
  • No es tan barata como dicen sus defensores: No se tienen en cuenta los costes que supone la creación de una central nuclear moderna, ni el tratamiento de la contaminación que generan, ni el sobrecoste del combustible nuclear, ni mucho menos el gasto que supondría un accidente serio. Además, la construcción de una central es un proceso lento que puede durar varios años. Por todo ello, su única forma de sobrevivir es mediante ayudas estatales transparentes o encubiertas.
  • La eficiencia energética y algunas energías renovables de tecnología madura como la eólica son soluciones económicamente más competitivas para reducir emisiones de GEI.
  • Se trata de una energía mal aprovechada: Las centrales sólo producen electricidad, por lo que sólo alcanzan el 30% de eficiencia, y necesitan de grandes redes de transporte eléctricas en las que se pierde hasta un 10-20% de la electricidad producida.
  • Las centrales nucleares, e incluso los residuos radiactivos (las llamadas “bombas sucias“) se han convertido en un nuevo objetivo terrorista, por lo que sus costes de seguridad, pagados por el Estado, se van a incrementar.

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