Greenpeace ha iniciado una campaña para informar a los consumidores españoles sobre las consecuencias que el cultivo de langostinos tiene para los manglares, que se talan en Iberoamérica y Asia para construir piscifactorías.
Miembros de la organización ecologista repartieron ayer en la Puerta del Sol de Madrid, con motivo de la celebración del Día Internacional de los Manglares, pegatinas y folletos informativos en las que recuerdan que España es el principal importador europeo de langostinos de cultivo.
Según Sebastián Losada, encargado de Océanos de Greenpeace, las grandes empresas internacionales de cultivo de langostino «llegan, producen y luego se van» y la consecuencia es que en la actualidad hay un 60% de piscinas que han sido ya abandonadas. El langostino es en la actualidad un producto de consumo habitual debido al bajo precio del producto por la proliferación de su cultivo, según ha especificado Losada.
Los manglares son bosques de agua salada dond e vive una gran cantidad de especies durante sus primeros años de vida y se encuentran entre los ecosistemas más valiosos del mundo, siendo más productivos que los arrecifes de coral, aunque estos sean más conocidos por los consumidores, según Greenpeace.
Losada ha informado de que las grandes empresas internacionales dedicadas al cultivo de langostino se asientan en estos lugares destruyendo el ecosistema y provocando el desplazamiento de miles de comunidades de pescadores y otros usuarios de los espacios costeros de todo el mundo debido al desempleo a nivel local que provocan.
A pesar de esta situación, España, sigue aumentado sus importaciones y las previsiones indican que la tendencia continuará, por lo que es importante que los consumidores conozcan qué se esconde detrás de este consumo masivo.
El Día Internacional de los Manglares se estableció a partir de 1989, en un tour que Greenpeace junto con una organización no gubernamental ecuatoriana llevó a cabo en el Golfo de Fonseca, situado entre Honduras y Ecuador.
