La capa de ozono no se regenerará plenamente en 2050

Los "agujeros" se han reducido desde que entre 1992 y 1994 alcanzaran sus máximos históricos
Por EROSKI Consumer 19 de agosto de 2006

La regeneración completa de la capa de ozono, que protege a los seres vivos del exceso de radiación solar, no será una realidad para 2050, como se preveía, sino que habrá que esperar al menos 15 años más, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). No obstante, este organismo avanzó ayer que el Protocolo de Montreal (1987) y sus enmiendas posteriores están dando sus frutos porque los «agujeros» de la capa en la troposfera se han reducido desde que entre 1992 y 1994 alcanzaran sus máximos históricos.

La OMM presentó el resumen de un informe sobre la evolución de la capa de ozono, elaborado por 250 expertos de la organización y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que será publicado en su totalidad en 2007.

Este informe constata que la capa de ozono empezó a destruirse por el uso de productos químicos que emiten gases nocivos a la atmósfera, como los clorofluorocarbonos (CFC), capaces de erosionar esa capa y, por lo tanto, de facilitar la entrada de los rayos ultravioleta responsables del cáncer de piel.

Asimismo, indica que la capa se debilita periódicamente, y de forma desigual. En la Antártica, por ejemplo, alcanza su máximo debilitamiento entre septiembre y octubre al contener hasta un 70% menos de ozono que en cualquier otra época.

Así, en las latitudes medias (entre los paralelos 30 y 60 de ambos hemisferios), la OMM indica que la capa de ozono podría quedar restituida en 2049, cinco años más tarde de lo previsto. En cambio, en zonas como la Antártida la regeneración será mucho más lenta y el agujero no desaparecerá al menos hasta 2065.

Hay varios motivos por los que la OMM se ha visto obligada a revisar sus previsiones sobre la capa de ozono. En primer lugar, la inclusión en los cálculos de la cantidad de CFC-11 y CFC-12 que se estima que hay almacenada en los frigoríficos y otros aparatos, que antes no se había contabilizado a pesar de que gran parte terminará emitiéndose a la atmósfera. Además, se ha observado que el producto que se utiliza para sustituir a esos gases, el HFCF-22, también daña el ozono, aunque en menor medida.

La buena noticia es que la concentración de agentes destructores del ozono se ha reducido de forma sostenida desde que alcanzó sus máximos en la troposfera entre 1992 y 1994, y en la estratosfera alrededor de 1998.

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