La deforestación de la Amazonia brasileña se duplica debido a la tala selectiva

Esta práctica supone cortar un número limitado de especies comerciales de árboles, cuya madera es transportada a los aserraderos
Por EROSKI Consumer 25 de octubre de 2005

La tala de grandes extensiones para convertirlas en tierras aptas para la agricultura y los pastos sigue siendo la principal amenaza para los bosques tropicales de todo el mundo. Sin embargo, en los últimos años han incrementado su frecuencia y extensión otras prácticas destructivas, como la tala selectiva de madera.

En la tala selectiva, un número limitado de especies comerciales de árboles son cortadas, y la madera es transportada a los aserraderos. Al contrario que en la tala total, la selectiva en la Amazonia brasileña provoca un aclaramiento espacial difuso entre los grandes árboles, que es difícil de monitorear a partir de las observaciones de los satélites. Pero esto no significa que no provoque un extenso daño colateral para los árboles de alrededor, la vegetación del sotobosque y los suelos; con impactos en los procesos hidrológicos, la erosión, los incendios, el almacenamiento de carbono y las especies de plantas y animales.

Nuevo método

Para detectar y cuantificar la cantidad de tala selectiva en los cinco Estados madereros más importantes de la Amazonia brasileña, un equipo de investigadores dirigido por Gregory Asner, del Instituto Carnegie de Washington (EE.UU.), ha desarrollado un nuevo método de imagen satelital que permite identificar las áreas en que la masa forestal ha descendido debido fundamentalmente a esta dañina práctica.

Gracias a esta tecnología, los investigadores han podido estimar que entre 1999 y 2002 el área con vegetación dañada ha sido entre un 60% y un 128% superior de lo que se había reportado como deforestación en el mismo periodo de estudio. El volumen de árboles talados representa aproximadamente entre 10 y 15 millones de toneladas métricas de carbono retirado del ecosistema, lo que según sus cálculos puede representar un aumento de un 25% en el flujo de carbono de la Amazonia a la atmósfera.

Asner asegura que con estas perturbaciones, «la sequedad de la selva aumenta y se hace más inflamable, a medida que adelgaza la cubierta vegetal». Estos nuevos datos salen a la luz justo cuando la Amazonia brasileña está sufriendo la peor sequía en 40 años. Esta escasez de lluvias el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia la atribuye precisamente a la deforestación salvaje.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube