El lobo se encuentra en las montañas del norte del país en situación estable e incluso ha aumentado en sus bordes en la última década, lo que ha favorecido su expansión hacia el sur, según revela el estudio «Ecología, censos, percepción y evolución del lobo en España», elaborado por los expertos Juan Carlos Blanco y Yolanda Cortés, y que fue presentado ayer en Madrid.
Según el estudio, los lobos han cruzado ya la histórica «frontera» del río Duero hacia el Sistema Central, y en los últimos años han aparecido las primeras manadas reproductoras en el sur de Valladolid, Burgos, Soria y en las provincias de Segovia, Guadalajara y Ávila. No obstante, los expertos no han encontrado indicios de que este carnívoro haya llegado a Madrid, como se ha llegado a pensar después de que la semana pasada una jauría de animales matase a 80 ovejas en la localidad de Colmenar de Arroyo. Este ataque, según los análisis efectuados por la Comunidad de Madrid, fue perpetrado por perros asilvestrados.
Blanco explicó durante la presentación que la recuperación de los cánidos salvajes ha pasado a ser «un fenómeno mundial». No en vano, han reaparecido en países como Francia o Alemania. Según sus estimaciones, actualmente existen en España más de 2.000 lobos, el número más alto de toda Europa occidental.
Como la recuperación del lobo ya es un hecho, el objetivo ahora es lograr «la mejor convivencia posible entre el lobo y el hombre», dada la gran conflictividad de esta especie, apuntó Cortés. Aunque cree que es imposible contentar por igual a ganaderos y amantes del lobo, es importante intentar llegar a un «acuerdo mayoritario». En su opinión, este acuerdo debería pasar por compensaciones para la ganadería, conservación de la especie donde esté mal y control de los cánidos -incluso a través de la caza- en donde sean una pesadilla para los ganaderos.
