El éxodo rural ha provocado en los últimos años la despoblación de muchas zonas boscosas, lo que ha favorecido la presencia de incendios forestales. Galicia, Asturias, Castilla y León y Extremadura son las regiones más afectadas por este fenómeno, según el informe anual sobre incendios de WWF/Adena. Para prevenir con eficacia el fuego, la organización ecologista considera clave las ayudas gubernamentales y la solidaridad interterritorial.
La mayoría de las 150.000 hectáreas calcinadas cada año se registran en dichas comunidades. Según WWF/Adena, el abandono de sus montes no va en consonancia con el refuerzo de los medios destinados a su conservación, por lo que las prioridades a la hora de enfrentarse a las llamas desechan la prevención y la consecución de planes para gestionar de forma eficaz estos bosques.
Las regiones más eficientes en cuanto a prevención de incendios forestales son Aragón, Murcia y La Rioja. El resto de comunidades, en cambio, se encuentran en niveles de riesgo moderado.
Para revertir la situación, WWF/Adena propone mejorar la prevención y coordinación entre autonomías, aumentar los fondos para la gestión forestal, potenciar el valor del monte, aprobar un certificado de garantía sobre productos de bosques bien gestionados, dotar a la Justicia de más medios para luchar contra los pirómanos y concienciar a los agricultores sobre la quema de rastrojos, práctica que está detrás del 60% de los incendios provocados de forma intencionada.
Recomendaciones de WWF/Adena
– No hacer fuego en el monte en épocas de riesgo de incendios (mayo-septiembre), salvo autorización expresa de un representante de la Administración.
– El resto del año hacer únicamente fuego en aquellos lugares especialmente acondicionados para tal fin, y nunca abandonarlos sin estar totalmente apagados (mojados, a ser posible).
– No arrojar colillas ni basuras al suelo.
– En caso de localizar un incendio hay que llamar al 112 para que avisen a los servicios de extinción.
– Si el fuego es aún incipiente se puede intentar apagar con agua o tierra, o bien eliminar la vegetación alrededor de él para que no se propague.
– Si no es incipiente, lo más aconsejable es avisar de nuestra situación a las autoridades locales o personal de extinción.
– No abandonar carreteras, pistas o senderos de fácil tránsito; alejarse del incendio, si es posible pendiente abajo y contra el viento (como referencia mirar hacia donde va el humo), siempre andando, nunca corriendo.
– Evitar la vegetación espesa y seca; cuando sea posible dirigirse a zonas ya quemadas, siempre que lo estén completamente (que no quede vegetación por quemar).
– Evitar zonas de vaguadas, especialmente si el incendio está debajo de nosotros.
– Cubrirse las vías respiratorias con una tela húmeda en caso de estar rodeado de humo.