Investigadores del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA) han logrado el nacimiento de la primera cabra montés («Capra pyrenaica hispanica») mediante inseminación artificial con esperma congelado procedente de un macho muerto de la misma especie.
Este éxito «supone un importante avance en el desarrollo de tecnologías reproductivas destinadas a la conservación de especies vulnerables y en peligro de extinción», señaló el INIA en un comunicado.
La cabra montés nacida pertenece a una de las dos subespecies de este tipo que habitan en España y cuyas principales poblaciones se encuentran en Andalucía. La misma está incluida en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales (IUCN).
Según el INIA, la vulnerabilidad de las poblaciones de estas cabras se puso de manifiesto con los brotes de sarna que se produjeron a finales de los 70 y en los 80, que casi exterminaron la población del Parque Natural de Cazorla, en Jaén.
Actualmente, la sarna persiste en muchas poblaciones importantes de cabras montesas y aunque no actúa de forma tan virulenta como en el pasado, sigue suponiendo un importante riesgo de inestabilidad poblacional. El esperma usado en la inseminación se obtuvo de un macho montés de diez años que fue abatido en el invierno de 2003 en una cacería en la Reserva Andaluza de Caza de Tejeda y Almijara (Málaga).
La inseminación se realizó mediante laparoscopia (acceso al útero a través de la pared abdominal), siguiendo una técnica de inyección directa de los espermatozoides en el cuerno uterino. El parto tuvo lugar 160 días después.