La degradación del planeta no admite demoras para Naciones Unidas (ONU) que plantea con toda crudeza el estado lamentable en que la actividad humana ha dejado suelos, mar y aire en las últimas décadas, y urge a los gobiernos, poderes económicos y ciudadanos de todo el mundo a «dar una oportunidad a la Tierra» con motivo de la celebración, hoy, del Día Mundial del Medio Ambiente.
Con el lema «Give Earth a Chance», que recoge el título de la canción que John Lennon dedicó a la paz, el Programa de Medio Ambiente de la ONU (PNUMA) lanza, como cada 5 de junio desde 1972, un aviso urgente sobre la situación límite que los humanos hemos puesto al planeta.
El calentamiento global debido al efecto invernadero, la desertización de vastas zonas en cada continente, la deforestación amazónica, la galopante pérdida de biodiversidad, el deshielo acelerado de los polos son apenas una muestra de los efectos provocados por la mano del hombre y acentuados en las últimas décadas. Y por encima de todos ellos, la expansión demográfica y la pobreza, «el elemento más tóxico del mundo» en palabras de Klaus Töpfer, director ejecutivo del PNUMA, que arruina las vidas de unos 1.300 millones de vidas en todo el mundo.
En este marco, y en puertas de la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, que se abrirá a finales de agosto, el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, recordó ayer los ingredientes indispensables del nuevo modelo de desarrollo hacia el que la comunidad internacional debe ir, «el crecimiento económico, el progreso social y la protección del ambiente y los recursos naturales».
Diez años después de la Cumbre de Río, cuyos avances y deudas pendientes evaluará la comunidad internacional en la capital sudafricana, poco se ha hecho en la práctica por aplicar los principios del desarrollo sostenible. «Las costumbres de consumo irresponsable y la creciente demanda de agua, tierra y energía continúan ejerciendo enormes presiones sobre los sistemas de sustento de la vida en el planeta», reflexionaba Annan en su mensaje para el Día Mundial del Medio Ambiente.
Como él, Töpfer también ponía el acento en el elemento humano. «Proteger el medio ambiente sólo es posible si se garantiza una mínima calidad de vida a las dos terceras partes del mundo que soportan la globalización pero no alcanzan sus beneficios», dijo. Sin un cambio de enfoque y sin asumir que los recursos naturales son limitados y su reparto debe ser equitativo, «los pobres se empobrecerán aún más y la tierra seguirá la misma trayectoria (de degradación) sin que exista la posibilidad real o la esperanza de que la situación mejore».
El mensaje de Töpfer está especialmente dirigido a los responsables de la actividad económica, a los que recuerda que «el desarrollo sostenible es una obligación», en especial en las montañas, donde «debe darse a la gente la oportunidad de vivir y sobrevivir». Estos programas integrales exigen la creación de puestos de trabajo para impedir el éxodo rural, así como la gestión adecuada del turismo.
En este punto, y cuando se celebra también el Año Internacional del Ecoturismo, la agencia de la ONU lanza un llamamiento a operadores y turistas para que basen sus viajes en el «respeto» al entorno y a las comunidades y en la distribución equitativa de los beneficios que genera este negocio, «pagando a las poblaciones locales salarios decentes, recurriendo a comida y materiales del lugar cuando sea posible y respetando las costumbres, creencias y tradiciones». «Los turistas son invitados en los ecosistemas ajenos y deberían comportarse como tales», añadió Töpfer.
Deshielo en el Himalaya
Para el director general del PNUMA, el 5 de junio es una buena ocasión para tomarle el pulso al planeta, tomar nota de los avances y de los nuevos elementos de inquietud que señalan los expertos. Naciones Unidas, que declaró el 2002 Año Internacional de las Montañas, alerta del peligro que se cierne sobre numerosas poblaciones del Himalaya.
Un grupo de científicos enviado a la zona ha constatado los efectos «dramáticos» que el calentamiento planetario está teniendo en los glaciares de la cordillera. Algunos de los lagos de montaña de Nepal «ha cuadruplicado su volumen» por efecto del deshielo, explicaba Töpfer en Madrid hace quince días. Aparte de la pérdida de ecosistemas glaciares, el aporte hídrico amenaza con desbordar los lagos y enviar millones de toneladas de agua y lodo laderas abajo.