El primer dispositivo basado en el cultivo de microalgas marinas que absorbe el dióxido de carbono de la atmósfera y lo convierte en una biomasa de la que se obtiene biocombustible fue ayer presentado por la Universidad de Alicante (UA), que ha trabajado para ello en colaboración con la empresa Bio Fuel Systems (BFS).
La novedad de este nuevo sumidero de dióxido de carbono (CO2) es que resulta «rentable», puesto que la biomasa que se obtiene del proceso también se puede transformar en productos «que tienen valor en el mercado», como celulosa o productos de farmacia, explicó el director científico del proyecto y profesor de la UA, Cristian Gomis.
Sus promotores detallaron que se trata del único dispositivo de estas características que existe en una universidad del mundo. El prototipo, de un tamaño dos o tres veces inferior al sistema industrial, se basa en el cultivo intensivo de microalgas fitoplanctónicas. Estas algas, que se obtienen del mar y se depositan en una especie de silos en agua marina, se alimentan del dióxido de carbono que se inyecta en los depósitos. Posteriormente, se centrifugan y se convierten en biomasa que, a su vez, se transforma en biocombustible, celulosa o productos de farmacia, señaló Gomis.
Los compuestos que se obtienen «tienen un valor en el mercado, con una eficiencia diez mil veces superior a la de cualquier otro tipo de cultivo energético conocido, porque ocupa diez mil veces menos superficie y lo hace 365 veces más rápido que cualquier otro cultivo que tarda un año en hacerse», apuntó el responsable del trabajo, que indicó que este dispositivo se ha instalado en la universidad y podría capturar al año ocho o nueve mil kilos de dióxido de carbono, a una media de unos diez kilos diarios.