Redes de deriva, una amenaza para el ecosistema marino

Este arte de pesca acaba cada año con la vida de miles de especies acuáticas protegidas
Por EROSKI Consumer 17 de enero de 2002

«Redes de la muerte», así es como se conoce vulgarmente a las redes de deriva, un sistema de pesca que viene diezmando paulatinamente desde hace décadas los mares comunitarios y que países como Francia, Gran Bretaña, Italia o Irlanda, se resisten a abandonar. La Unión Europea desautorizó la utilización de las redes de deriva el año pasado, sin embargo su prohibición entró en vigor a partir del 1 de enero de 2002. Ayer mismo, el comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, se encargó de recordarlo y advirtió a los países que no cumplan con lo dispuesto que se tendrán que enfrentar a fuertes sanciones.

Las redes de deriva es un arte de pesca relativamente moderno y económico, ya que están hechas con nailon, un material cuya fabricación en los países asiáticos resulta muy barata. Estas redes son un arma muy eficaz y mortal para la pesca. Suspendidas en medio del océano durante la noche, alcanzando una profundidad de hasta 8 kilómetros bajo el mar y extendidas a lo largo de kilómetros, resultan totalmente infranqueables para los peces que caen en ellas.

Barcos pequeños consiguen con las «redes de la muerte» un número inimaginable de capturas. En el momento en que se iza la red miles de peces caen enmallados y muertos. Desde cachalotes hasta medusas. Los que no fallecen quedan malheridos, y todos aquellos que no son de la especie que se pretende capturar son devueltos al mar como si fueran basura.

Greenpeace

La organización ecologista Greenpeace ha sido la que desde la década de los 80 ha venido encabezando la lucha contra el uso de las redes de deriva. Inició su particular batalla en el año 1983 cuando descubrió en medio del océano Pacífico una enorme red de 43 kilómetros de longitud. Después de varios años de denuncia consiguió que Naciones Unidas se implicara en el asunto, así como otras organizaciones ecologistas.

Entre las distintas acciones realizadas por Greenpeace en contra del uso de las «redes de la muerte» destaca el abordaje en el año 1998 a dos barcos italianos que estaban capturando peces espada en aguas de Baleares. Los ecologistas les incautaron las redes para ponerlas a disposición del Ministerio de Pesca italiano. Entre el pescado que surgió de ellas únicamente había un pez espada por 30 ejemplares de otras especies marinas.

En la actualidad, Greenpeace continúa presionando a Francia, Italia, Gran Bretaña e Irlanda para que abandonen este arte de pesca. Así, cerca de un centenar de barcos galos que emplean «redes de la muerte» siguen navegando entre el Cantábrico y el Mediterráneo, mientras que Italia tiene 750 embarcaciones que faenan de forma ilegal con redes de deriva en el Mediterráneo occidental. En cambio, Reino Unido e Irlanda han reducido su flota pesquera a siete y ocho barcos, respectivamente.

Datos

Los datos que manejan los investigadores de la Comisión Ballenera Internacional ponen de manifiesto el peligro en el que se encuentran muchas especies que surcan nuestros mares si se continúa pescando con las «redes de la muerte». Según estos expertos, cada año mueren accidentalmente en el Mediterráneo como consecuencia del uso de estas redes, entre 3.000 y 12.000 cetáceos, de 2.500 a 20.000 tiburones, de 1.000 a 8.000 tortugas y entre 100.000 y un millón de otras especies.

En el mar Cantábrico las cifras son igual de alarmantes: fallecen al año de 1.700 a 2.500 cetáceos, de 82.000 a 120.000 tiburones, unas 200 tortugas, cerca de 300 aves marinas y más de 100.000 ejemplares de otras especies.

La Comisión Ballenera afirma que el volumen de capturas de cetáceos es ya prácticamente insostenible. Además, asegura que la muerte de delfines listados tendrá efectos irreversibles para el mantenimiento de esta especie. En el caso de los tiburones, estos expertos alertan de que su situación viene siendo muy delicada desde hace mucho tiempo.

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