La población de buitres leonados de Guipúzcoa ha sufrido un serio revés tras la aparición de treinta ejemplares, más de un tercio del censo, muertos por envenenamiento en la Sierra de Aralar. Los cadáveres fueron hallados en dos zonas diferentes, en ambos casos a los pies de los posaderos, los lugares en los que las aves acostumbraban a dormir. La Diputación guipuzcoana ha abierto una investigación para determinar las causas de esta masiva mortandad y depurar posibles responsabilidades.
Los buitres fueron descubiertos el martes, sin bien durante el fin de semana y en fechas anteriores, responsables del Departamento de Medio Ambiente de la Diputación tuvieron conocimiento de la aparición de ejemplares enfermos. Trasladados al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre Arrano Etxea, en el monte Igeldo, no fue complicado determinar que estaban intoxicados.
El rastreo por aquellas zonas en las que los buitres habitualmente se congregan, permitió conocer la magnitud del desastre. Los guardas forestales descubrieron en dos áreas diferentes, situadas ambas junto a dos posaderos, un total de treinta buitres muertos. A fin de determinar la causa de los fallecimientos, técnicos de la Diputación vasca remitieron varios cadáveres a los laboratorios Neiker de Derio (Vizcaya). El estudio de las aves posibilitó descubrir que habían sido envenenadas. Incluso, los analistas pudieron aislar el tóxico causante de la mortandad. Al parecer, se trata de un plaguicida, de uso común entre los horticultores, utilizado para combatir el gorgojo.
Sin motivo alguno
Iñigo Mendiola, responsable de Fauna Salvaje de la Diputación de Guipúzcoa, indicó que, de acuerdo a los indicios hallados, los buitres ingirieron algún animal muerto que, presuntamente, fue impregnado con veneno. Al parecer, el tóxico no tuvo un efecto inmediato, sino que tardó algún tiempo en actuar, ya que las aves tuvieron tiempo, después de comer, de llegar hasta sus dormideros. Mendiola dijo desconocer el sentido de este ataque. «No sabemos con qué finalidad estaba puesto el veneno. A la vista del resultado, estamos prácticamente seguros de que el tóxico se encontraba en el interior de una carroña».
Mendiola señaló que no existe motivo alguno que justifique semejante actuación contra la colonia de aves. «Los buitres desarrollan una importante labor. Son los que limpian de carroña nuestros montes. Bien es verdad que hace unos años, principalmente en Navarra, se suscitó una controversia en torno a si los buitres atacaban animales vivos. Sin embargo, ahora, el debate se encontraba bastante silenciado», precisó Mendiola. Según el responsable de Fauna Salvaje, actualmente no existe un malestar «significativo» entre ganaderos y pastores por los posibles efectos nocivos que estas aves pudieran estar ocasionando a sus rebaños.
Los hechos han sido puestos en conocimiento de las autoridades de Navarra al objeto de conocer si la población de buitres de esta comunidad se ha visto también perjudicada. La Ertzaintza ha incoado diligencias que serán puestas en conocimiento de la Fiscalía de Medio Ambiente que, presumiblemente, abrirá una investigación por la comisión de un delito ecológico.
