La tarántula cebra («Aphonopelma seemanni») segrega seda por las patas para adherirse a las superficies lisas y verticales y poder caminar por ellas, según el descubrimiento de un grupo de científicos que ahora aparece en el último número de la revista «Nature».
Esta tarántula negra, localizada en Costa Rica y que habita en lugares áridos y secos, se caracteriza por unas pequeñas rayas de color blanco en las patas y por su capacidad para escarbar y moverse con mucha rapidez. Los autores de este trabajo han comprobado que la «Aphonopelma seemanni» usa unos diminutos tubos en sus patas para producir hilos que se secan en contacto con el aire y se «pegan» a las superficies lisas durante la locomoción. El resto de los arácnidos se adhiere mediante pequeños filamentos «secos» situados en sus extremidades y sólo segregan seda por el extremo posterior del abdomen.
El hallazgo podría llevar a «rediseñar» el estudio evolutivo del proceso de producción de seda en los arácnidos, señaló uno de los investigadores, Stanislav N. Gorb, del Instituto Max Planck de Investigación de Metales, en Stuttgart (Alemania). «Nuestro estudio hace pensar que las arañas empleaban inicialmente seda para adherirse a las superficies durante la locomoción y atrapar a sus presas», según Gorb.
El equipo ha llegado a esta conclusión gracias a sus observaciones en el microscopio y comparando la literatura existente sobre el papel de la producción de seda en otros arácnidos. Así, los investigadores observaron que la tarántula empleaba para subir por un cristal vertical sólo el tarso distal de sus patas y que para bajar se ayudaba de la seda en contacto con el cristal producida por los pequeños tubos del tarso de sus cuatro pares de extremidades. Ello sugiere que las arañas inicialmente habrían segregado la seda a través de sus extremidades y que la función productora del abdomen habría aparecido más tarde.