Desde el uno de enero de este año está en vigor la nueva normativa comunitaria que obliga a ofrecer dos años de garantía a todos los coches matriculados en la Unión Europea, algo que no es nuevo.
Los fabricantes japoneses y coreanos ofrecen tres años de garantía o 100.000 kilómetros. Lo que empezó como una campaña de marketing se ha convertido en algo ya habitual por parte de todas estas marcas.
Esta ampliación a dos años es muy positiva para el propietario del vehículo aunque ello suponga un sobreprecio del vehículo y la molestia de estar pendiente de las revisiones periódicas.
Sin embargo, no parece tan interesante la propuesta de algunas compañías automovilísticas de ampliar la garantía por más tiempo que el obligado por la UE, ya que los fallos o defectos de fabricación pueden encontrarse y corregirse durante el periodo de dos años. Además, muchas piezas quedan fuera de esa cobertura, como los neumáticos o la batería.
