Consumidores y autoridades nacionales deben exigir a los fabricantes de vehículos que incluyan los dispositivos de seguridad y de prevención de accidentes en los equipamientos de serie de todas las gamas, según la campaña informativa emprendida ayer por la Comisión Europea (CE), que pretende de este modo disminuir el millón y medio de accidentes de tráfico que se producen anualmente en la Unión Europa y que causan unas 40.000 víctimas cada año.
La industria automovilística y los políticos europeos introducen de manera muy lenta los mecanismos de seguridad en los vehículos de la Unión Europea, según argumentó Bruselas. La campaña sobre los «coches inteligentes» lanzada ayer informará a los consumidores sobre los beneficios de los dispositivos de seguridad con el fin de que inviertan con más confianza en ellos.
Este tipo de vehículos «pueden ayudarnos a resolver los principales problemas de circulación vial: la seguridad, los embotellamientos y el consumo de energía», declaró la comisaría responsable de Sociedad de la Información y Medios de Comunicación, Viviane Reding. La campaña incluirá una serie de programas de televisión sobre las tecnologías viales más avanzadas que se difundirá en varios Estados miembros. Además, la CE tiene previsto apoyar con fondos comunitarios actividades de investigación y desarrollo en el ámbito de los «coches inteligentes».
Este tipo de mecanismos pueden incluso llamar automáticamente a los servicios de atención primaria en caso de accidente. Asimismo, pueden incluirse en los sistemas de gestión de la circulación vial, para los embotellamientos y la conducción inadaptada, responsables del 50% del total del consumo de carburante en la Unión Europea.
Si los coches dispusieran de dispositivos que evitan la somnolencia al volante se podría evitar el 30% de los accidentes mortales en autopistas y un 9% del total de accidentes mortales que se producen en Europa, según los datos aportados por Bruselas. Además, según la misma fuente, si el 3% de los vehículos matriculados en la Unión Europea tuvieran tecnologías para evitar las colisiones traseras de aquí al 2010, el número de accidentes se rebajaría en 4.000 al año. Y si sólo el 0,6% de los coches tuviera tecnologías que ayudan al vehículo a permanecer en su carril de circulación o a adelantar se evitarían otros 1.500 accidentes.
