Advierten de que la mayor incidencia de la alergia al polen se extenderá hasta finales de junio

La llegada del calor ha ocasionado una polinización intensa que ha traído altos niveles de esta sustancia
Por EROSKI Consumer 3 de junio de 2010

La mayor incidencia de la alergia al polen se extenderá hasta finales de junio, a pesar de que, en general, se cree que se da en los meses de abril y mayo. «Los mayores picos de incidencia se suelen producir entre el 15 de mayo y finales de junio», explica el doctor Pedro Ojeda, alergólogo de la Clínica Ojeda de Asma y Alergia. «Incluso este año podría alargarse un poquito más, aunque depende de cómo venga la climatología», apunta el médico.

La llegada brusca del calor ha ocasionado una polinización intensa que ha propiciado que en la últimas semanas se hayan registrado niveles de polen de hasta 324 g por metro cúbico aire de media diaria en localidades como Madrid, lo que ha facilitado que «ahora mismo los alérgicos se encuentren en la época álgida de la alergia y sufran especialmente las altas concentraciones de granos de polen», indica. Esta situación ha provocado que, al menos, entre el 9% y el 15% de los españoles alérgicos al polen sufran las consecuencias clásicas de esta enfermedad que causa desde picores, estornudos y lagrimeos hasta rinitis y asma. Estos síntomas pueden comenzar a producirse a partir de los 50 g de gramínea por metro cúbico de aire, aunque «cuanto más elevados son los niveles de polen mayor es la intensidad de los síntomas», precisa el doctor.

Ojeda recuerda que para que un paciente pase esta época sin problemas debe tener un tratamiento integral consistente en conocer las recomendaciones que le ayudan a evitar la exposición al polen; tener un buen conocimiento de la enfermedad, sus síntomas, etc.; reconocer los tratamiento farmacológicos al alcance para disminuir la intensidad de los síntomas; y, finalmente, aplicar la vacuna más adecuada para que el alérgico se vuelva más tolerante y menos reactivo al polen. «Hay que educar al paciente, disminuir su exposición a los pólenes, individualizar los tratamientos para adecuarlos a los síntomas y ritmo diario», lo que hoy día es fácil de conseguir puesto que hay «un arsenal terapéutico muy amplio para que el paciente esté controlado», asegura. No obstante, el doctor señala que «el único tratamiento que puede modificar el curso de la enfermedad son las vacunas».

En cuanto al manejo del paciente, el médico destaca que es importante que acuda al alergólogo antes de que se produzca la temporada de alergias primaverales. En el caso de que un paciente no haya podido realizarse las pruebas, y, por tanto, no tenga un tratamiento personalizado, ha recordado que es importante que acuda a su médico de Atención Primaria para que le indique las medidas que ayudarán a reducir los síntomas y a aliviar temporalmente las molestias.

Diferentes estudios señalan que en 20 años el 50% de la población urbana podría tener alergias de tipo ambiental, una estimación «alarmista» para Ojeda, aunque bien enfocada si se tiene en cuenta que «en los últimos años la incidencia de las alergias ha seguido en aumento sobre todo en ciudades industrializadas». Esto podría deberse, «aunque no hay una explicación clara», a las teorías de la hipótesis higiénica que señalan que «a mayor nivel de salubridad y de salud pública el sistema inmunitario está menos expuesto a agentes patógenos, sobre todo de tipo parasitario, y entonces esto desviaría la atención del sistema inmunitario a la hora de reaccionar», explica el alergólogo. Además, existen otros factores como el aumento de consumo de productos alimentarios industriales, el incremento del parque automovilístico y los factores genéticos que, en gran medida, son los que determinan que se padezca la enfermedad, añade.

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