La automedicación descontrolada es una de las prácticas que pretende desterrar la nueva Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento, aprobada el pasado viernes por el Congreso de los Diputados. Este hábito, extendido entre la población española -sobre todo entre los mayores-, está vinculado a esos fármacos sobrantes que se guardan en el botiquín casero para su aprovechamiento. Una práctica que genera un gasto al Sistema Nacional de Salud (SNS) de 1.600 millones de euros y supone el 31% de los ingresos en urgencias cada año.
El informe «Hábitos de salud y consumo de medicamentos en mayores de 60 años», realizado por la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (CEACCU), evalúa la conveniencia de las medidas propuestas en la nueva normativa respecto a las costumbres de los nueve millones de españoles que superan esa edad.
Del estudio, realizado a 1.700 personas en toda la geografía nacional, se desprende que la mitad de los encuestados declaran recurrir a los medicamentos sin receta para aliviar el dolor al instante. Este comportamiento aparece más acentuado en aquellas personas que tienen entre 60 y 65 años.
La presidenta de CEACCU, Isabel Ávila, asegura que la presencia de «auténticos arsenales» de fármacos en los botiquines caseros se debe a que «nuestros mayores no tienen el hábito de guardar la copia de la receta y confían en su memoria a la hora de recordar las pautas del tratamiento». Además, «es frecuente que les sobren medicamentos al finalizar un tratamiento, ya que los envases comerciales contienen más unidades de las necesarias».