Descubren un nuevo componente en los telómeros que interviene en la regulación del cáncer y el envejecimiento

Las condiciones estresantes aumentan su producción
Por EROSKI Consumer 26 de diciembre de 2007

En los telómeros, estructuras protectoras del material genético situadas en el extremo final de los cromosomas, que se acortan en cada división celular, se esconden muchos de los actores que desempeñan un papel esencial en la aparición de un tumor.

Desde hace años se sabe que estas estructuras y la telomerasa -una enzima que fabrica nuevos telómeros- participan de forma muy activa en el cáncer y en el envejecimiento. Ahora, científicos del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) han identificado un nuevo componente en los telómeros. Lo han bautizado como TelRNAs o RNAs teloméricos, y también colabora con los telómeros en la regulación del cáncer y el envejecimiento.

Este nuevo componente se ve implicado en el cáncer y el envejecimiento por dos vías. La primera está relacionada con el estrés celular. Las condiciones estresantes aumentan su producción. Cuanto más estrés, más cantidad de TelRNAs y mayor deterioro celular.

Hace tres años una investigación aportó pruebas sobre cómo el estrés crónico aceleraba el envejecimiento. Para demostrarlo se estudió a madres al cuidado de hijos enfermos. El trabajo comprobó que los telómeros en las células sanguíneas de estas mujeres eran mucho más cortos de lo normal.

El segundo papel de los RNAs teloméricos en el cáncer es su capacidad para inhibir la producción de la telomerasa. Los TelRNAS podrían controlar la acción de la telomerasa sobre los telómeros, aseguran los expertos del CNIO. De tal modo que a mayor producción de estos nuevos agentes, habría menor alargamiento de los telómeros. Los investigadores del CNIO comprobaron además que la producción de TelRNAs está disminuida en distintos tipos de tumores humanos, lo que facilitaría el crecimiento tumoral.

Los telómeros poseen un comportamiento dinámico. Se acortan y se alargan sin cesar. Por eso, mantener una longitud mínima de estas estructuras protectoras del material genético es clave para asegurar la multiplicación y propagación de las células. Es una cuestión primordial tanto en las enfermedades oncológicas como en el envejecimiento del organismo.

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