El peligro de sufrir el «síndrome de la clase turista» se extiende durante un mes

Los médicos aconsejan tomar una aspirina antes de partir para evitar riesgos
Por EROSKI Consumer 3 de abril de 2007

El peligro de sufrir una trombosis a causa de un viaje largo no termina cuando uno llega a su destino, sino que se prolonga durante un mes, según la Fundación para el Estudio y Prevención de las Enfermedades de las Venas (ESPREV), que ha dado a conocer nuevas evidencias sobre el denominado «síndrome de la clase turista».

En un principio se atribuyó este mal al poco espacio disponible en los asientos de los aviones y a la normal falta de ejercicio a que obligan los vuelos largos, especialmente los transoceánicos. Posteriores investigaciones determinaron que el factor tiempo desempeña un papel fundamental en este problema y que, por tanto, una ruta en coche de un mínimo de tres horas puede desencadenar la misma situación.

La pasividad desencadena el proceso de acumulación de plaquetas que provoca el trombo, de las células que sumadas unas a otras acaban por atascar una arteria y reventarla. Por eso, los médicos ya no aconsejan que se tome media aspirina antes de la partida, sino una entera la víspera y, como mínimo, otra al día siguiente del viaje; mejor si se toman en los dos días posteriores.

Los expertos recomiendan evitar las bebidas gaseosas porque favorecen la aparición de la trombosis del viajero. En cambio, aconsejan que se lleven calcetines compresivos y ropa poco ajustada.

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