El primer tratamiento quirúrgico contra la trombosis de retina mejora la visión en el 80 por ciento de los pacientes

Hasta ahora se utilizaba la cirugía con láser para evitar la pérdida del ojo pero sin recuperar visión
Por EROSKI Consumer 2 de junio de 2002

El 80 por ciento de los pacientes operados de trombosis de la vena central de la retina mejoraron su agudeza visual, según los resultados presentados hoy en Barcelona por el doctor José García-Arumí, uno de los dos únicos expertos en el mundo, junto al norteamericano Mitchell Opremcak, que practican este nuevo tipo de cirugía, informó el Instituto de Microcirugía Ocular (IMO) de la capital catalana.

García-Arumí explicó que los resultados, presentados en la clausura del congreso Euroretina, responden a la evolución de los primeros veinte pacientes que intervino en el IMO desde que empezó a practicar esta técnica en noviembre de 2000. En el cien por cien de casos se redujo el grosor de la retina, gracias a la descomposición de la vena a la altura del nervio óptico.

El doctor indicó que todos los pacientes tratados tenían una visión inferior al 10 por ciento, y el 80 por ciento de ellos se hubiera quedado con menos de un décimo de visión sin el tratamiento, aunque no precisó que porcentaje de visión recuperaban.

Hasta hace poco sólo se utilizaba la cirugía con láser para evitar la pérdida del ojo en los casos más agudos de la afección, pero los pacientes no recuperaban visión.

La cirugía aplicada por el doctor García-Arumí consiste en una vitrectomía, seguida de la realización de un pequeño corte en el nervio óptico para abrir el anillo que comprime a la arteria contra la vena central y lograr así relajar la presión que causa la trombosis.

La edad y los problemas vasculares son los factores de riesgo a la hora de padecer la trombosis de la vena central de la retina, que afecta al 1,9 por ciento de las personas mayores de 49 años. La causa de la afección es que la sangre que entra por las arterias no puede salir por la vena central de la retina, lo que provoca una ruptura de los capilares y hemorragias de sangre y plasma que encharcan la retina.

Ello conduce a un aumento del grosor de la retina, y provoca una pérdida brusca e indolora de la visión, que va en aumento, y que puede dejar al paciente con una visión inferior al 10 por ciento. En los casos más graves las hemorragias pueden provocar un glaucoma neovascular y la pérdida del ojo.

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