Los estudios Cisneros I y II sobre la prevalencia de mobbing en España han revelado que un 15% de la población activa ocupada sufre acoso moral en el trabajo, es decir un porcentaje superior a la media europea que se sitúa en un 9%, según las estimaciones de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo.
El médico especialista en psiquiatría legal José Manuel Romacho ha asegurado, en el marco del XIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría Legal (SEPL), que «ha habido en incremento de demandas de presuntos casos de mobbing motivado por un mayor conocimiento por parte de la población de este tipo de situaciones» en los últimos años.
Asimismo, Romacho ha explicado que la defensa o el tratamiento jurídico del mobbing «se basa esencialmente en la trasgresión de los derechos fundamentales del trabajador», por lo que estimó que el informe pericial «ha de ampliar el enfoque clínico tradicional».
Mientras, por su parte, el presidente del SEPL, Eloy Rodríguez Arrebola, ha asegurado que «últimamente son cada vez más frecuentes las consultas y el seguimiento de alteraciones de la esfera psíquica de las personas en el entorno laboral y que implican a trabajadores, empresarios, sindicatos».
Distintos daños
Dentro del acoso laboral hay que distinguir dos posibles daños, según explica Alfredo Calcedo Ordóñez, catedrático de Psiquiatría y co-director del Master de Psiquiatría Legal de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), por un lado el daño moral y por otro el psiquiátrico.
En los casos de mobbing «es normal que se produzca un daño moral, ya que se atenta contra la dignidad de la persona, que está sometida a vejación». Sin embargo no tiene porque haber daño psiquiátrico por lo que ha pedido un mayor «rigor» y el establecimiento de «criterios clínicos bien delimitados» en la detección y valoración de posibles trastornos psiquiátricos derivados de una situación de acoso laboral.
