España ignora sus reservas reales de sangre ante la falta de un órgano de control común

En el Reino Unido o Francia todos los bancos de sangre están conectados a una red
Por EROSKI Consumer 15 de julio de 2002

España desconoce el estado real de las reservas nacionales ante la ausencia de un órgano de control entre Comunidades. La carencia de reservas sanguíneas es típica en verano; pero las donaciones se han estancado por primera vez en diez años, según indica la Federación Española de Donantes de Sangre.

Cataluña fue la primera comunidad en dar la voz de alarma aunque Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana también han iniciado campañas para fomentar la extracción de sangre. En verano siempre bajan las reservas, aunque esta temporada la situación de los bancos es aún más preocupante porque las donaciones se estancaron el año pasado por primera vez después de una década de crecimiento, según la Federación Española de Donantes de Sangre (Fedsang).

Por contra, el consumo de sangre aumenta: se practican más trasplantes de órganos (consumen entre el 5 y el 8% de la sangre donada), los hospitales públicos realizan más operaciones para reducir las listas de espera y el envejecimiento poblacional contribuye a incrementar la demanda.Cada 24 horas se realizan 4.300 transfusiones. Gracias a ellas, 55 personas pueden seguir viviendo y 270 más recuperan la salud. Para ser autosuficientes deberían incorporarse 500.000 nuevos donantes fieles, según Fedsang.

Cuestión de competencias

Para contrarrestar el descenso de donantes del verano, muchas Comunidades hacen llamamientos puntuales entre la población. Cada hospital, cada centro transfusional regional conoce aproximadamente la cantidad de sangre con la que cuenta para hacer frente a sus demandas. En cambio, no se conoce exactamente la situación global del país. La propia ex ministra Celia Villalobos, hace unas semanas, ante la pregunta de si se contaba con suficientes reservas de sangre, confesaba que no podía contestar porque se trataba de «una competencia de las Comunidades». El presidente de Fedsang, Martín Manceñido, rubrica sus palabras: «El Plan Nacional de Hemoterapia reparte competencias entre las 17 Comunidades, pero no establece un órgano de coordinación entre ellas y cada una ha de resolver su papeleta».

Mientras que en España se ha convertido en una misión casi imposible, en otros países europeos como el Reino Unido o Francia todos los bancos de sangre están conectados a una red. Así, se conoce la disponibilidad real de cada uno de ellos «y nadie puede guardarse sangre, como suele suceder», apunta José Antonio García Herce, especialista en Hematología y Hemoterapia del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza. Los hospitales no siempre confiesan abiertamente su disponibilidad por temor a quedarse sin ella; «por eso, el conocimiento que tenemos es aproximado», asegura Antonio Medarde, responsable del Banco de Transfusiones de Navarra.

Un organismo similar a la Organización Nacional de Trasplantes podría ordenar esta situación, «pero también bastaría con que el Consejo Interterritorial de Salud se interesase más. El que se haga de una manera u otra, transferido o no, es lo de menos; lo importante es que funcione. Aunque en momentos de urgencia todos los hospitales sabemos dónde llamar y a quién pedir el favor», indica el doctor Medarde.

Una labor social

Las campañas de captación actuales no son suficientes. En opinión de Martín Manceñido «falta un compromiso estatal para establecer campañas nacionales no propagandísticas, que no sean agresivas y capten donantes fieles», dice. Otro punto importante es la educación escolar «en un segmento tan sensible como es el de los 12 a los 17 años. Y, sobre todo, que la Administración valore a sus donantes y dé todas las facilidades posibles en las extracciones».

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