Representantes de gobiernos de todo el mundo se reúnen desde ayer en Ginebra para negociar un convenio de lucha contra el tabaco, cuyo borrador es duramente criticado por las Organizaciones no Gubernamentales (ONG), pues no prohíbe la publicidad, ni da prioridad a la salud sobre el comercio.
El Convenio, impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), debe estar listo para su aprobación en la próxima reunión de la Asamblea Mundial de la Salud, que se celebrará en mayo de 2003, pero, según las ONG´s, «las interferencias de las compañías tabaqueras» están reduciendo la posibilidad de que el texto pueda ser efectivo.
Los delegados de la organización INFACT, una de las más combativas en el problema del tabaco, y de la Red para la Responsabilidad de las Trasnacionales del Tabaco (NATT) denunciaron la presión que están realizando las grandes industrias tabaqueras para que el convenio sea «lo más débil posible».
Por ello, pidieron a los gobiernos que «resistan a las interferencias de la industria y que trabajen para fortalecer el texto» del tratado, cuyo proyecto actual fue calificado de «decepcionante» por la directora ejecutiva de INFACT, Kathryn Mulvey.
Según Mulvey, el borrador utiliza un lenguaje muy suave, sin ninguna obligación real, y tampoco incluye una prohibición total de la publicidad y promoción del tabaco, tal y como han solicitado «docenas de países». Lamentó también que el texto no de prioridad a los problemas de salud pública sobre los comerciales, ni establezca la responsabilidad de las compañías tabaqueras.
En este sentido, recordó los datos hechos públicos la semana pasada por la OMS, que señalan que el número de fallecimientos a causa del consumo de tabaco ha aumentado de 4 a 4,9 millones al año, por lo que se prevé que supere los diez millones de muertes en 2020. «Philip Morris, Japan Tobacco y British American Tobacco han usado su influencia para vencer a las políticas de salud pública incluso en los países más ricos», dijo INFACT.
Por su parte, el presidente del grupo intergubernamental de negociación, el brasileño Luis Felipe de Seixas Correa, indicó que hay que encontrar un equilibrio entre los objetivos de salud pública y las posibilidades de cada gobierno.
En la actual ronda de negociaciones, que durará dos semanas, se analizarán los asuntos más controvertidos y es necesario que se consiga una convergencia de posiciones, pues sólo quedan nueve meses antes de que el convenio sea aprobado, recordó De Seixas Correa.
En este sentido, afirmó que es mejor un texto que sea de aplicación universal que otro mucho más fuerte y prohibitivo pero que no cuente con el suficiente apoyo de los gobiernos.
Igualmente, la OMS considera importante que el convenio incluya un compromiso sobre el aumento del precio del tabaco, así como de los impuestos.
Los expertos de esta organización consideran que el aumento de los precios sigue siendo uno de los medios más eficaces para frenar el consumo del tabaco y reducir así la tasa de mortalidad mundial. Un estudio del Banco Mundial asegura que un aumento del precio de un 10% puede reducir la demanda en un 4% en los países ricos y en un 8% en los pobres.
Asimismo, un incremento de un 10% en los impuestos incitaría a 42 millones de personas a dejar de fumar y evitaría al menos diez millones de muertes, de los que nueve millones sería en países en desarrollo. La OMS recomienda también dedicar una parte del ingreso de estos impuestos a la financiación de actividades de lucha contra el tabaquismo.