Hasta un 66% de los pacientes con el síndrome de piernas inquietas sufre también síntomas por el día

Se hace necesario investigar nuevas terapias que faciliten un control continuado de esta afección
Por EROSKI Consumer 30 de mayo de 2011

Se ha demostrado por primera vez que hasta un 66% de los pacientes con el síndrome de piernas inquietas (SPI), hasta ahora relacionado con síntomas nocturnos, sufre también crisis sintomáticas durante el día. Esta constatación complica «todavía más» la actividad diaria de los afectados, ya que les dificulta estar sentados, relajarse, trabajar, conducir, participar en una reunión o disfrutar del tiempo libre, lo que disminuye, por tanto, su calidad de vida.

Es la principal conclusión del «I Estudio sobre Sintomatología Diurna del SPI y Toma de la Medicación Diaria», elaborado a finales de 2010 por la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI) y el Instituto de Investigaciones del Sueño de Madrid (IIS), cuyos resultados ponen de manifiesto la «necesidad» de investigar «nuevas terapias que faciliten un control continuado durante las 24 horas del día».

Es la primera vez que se puede confirmar que la mayoría de los pacientes diagnosticados -de un total de 224-, con un grado moderado a severo y con una media de tratamiento de tres años, presenta crisis sintomáticas durante el día, subrayó el director del IIS, el doctor Diego García-Borreguero. Los síntomas diurnos, que se manifiestan principalmente en los momentos de inmovilidad, son uno de los factores «fundamentales» de la pérdida de calidad de vida en los pacientes con SPI. «Hemos advertido que hasta el 71% de los pacientes con este tipo de crisis diurnas no lograba mejorar con los tratamientos existentes», señaló el doctor García-Borreguero.

Al analizar las terapias recibidas por los pacientes objeto de la muestra, los resultados reflejan que más de la mitad de la muestra (51%) tomaba combinaciones de fármacos, mientras que a un 44% se le trataba con un único medicamento. El 56,7% de los encuestados considera que necesitaría dosis superiores, bien sea a través de una dosis adicional (el 30,4%) o de una dosis superior en total del fármaco (26,3%). Otro dato extraído de la investigación es que la duración media de la enfermedad en los pacientes de la muestra era de 18 años, aunque la media de duración del tratamiento no alcanzó los seis años (5,97 años). «Esto significa que a la mayor parte de ellos se les ha diagnosticado muy tarde y han comenzado su tratamiento en el último tercio de su enfermedad», precisó el doctor.

El síndrome de piernas inquietas es una enfermedad crónica que afecta a entre el 2% y el 5% de la población adulta española. Entre sus síntomas más frecuentes destaca la imperiosa necesidad de mover las piernas, frecuentemente acompañada de sensaciones molestas en estados de reposo, sobre todo por la tarde-noche, lo que provoca gran dificultad para conciliar y mantener el sueño.

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