Nuevo hallazgo en artritis reumatoide

Un medicamento capaz de interrumpir la enfermedad podría frenar la tasa de mujeres afectadas
Por Núria Llavina Rubio 3 de noviembre de 2008
Img artritisreumatoide
Imagen: medlineplus

Expertos que han participado en la reunión anual del Colegio Estadounidense de Reumatología y la Asociación de Profesionales de la Salud en Reumatología han descubierto un nuevo tratamiento farmacológico contra la artritis reumatoide. Parece ser que ha detenido la enfermedad en la mitad de los pacientes que ya lo han probado. De forma paralela a lo que parece una buena noticia, también se ha hecho público un nuevo estudio que confirma el aumento de la incidencia de artritis entre las mujeres tras cuatro décadas de descenso. Si la eficacia del nuevo fármaco queda demostrada, no podría haber llegado en mejor momento.

Según los resultados de las pruebas clínicas, llevadas a cabo en 1.190 pacientes, un nuevo tratamiento que se aplica de forma mensual logra detener el progreso de la artritis reumatoide (AR) en la mitad de los pacientes tratados. El medicamento, que se comercializará con el nombre de «RoActemra», cuando tanto las autoridades sanitarias de EE.UU. como de Europa lo aprueben definitivamente, combina el anticuerpo tocilizumab, fármaco biológico, junto con metotrexato, el fármaco tradicional para la AR.

A principios de este año varias investigaciones mostraban ya la eficacia del primer anticuerpo en monoterapia frente al metrotexato. Incluso un estudio austriaco ya había planteado la combinación de los dos como la mejor solución en una publicación en la revista «The Lancet». Este nuevo informe no hace más que confirmar lo que parece ya aceptado por muchos expertos: que la terapia combinada de fármaco biológico y tradicional puede ser beneficiosa.

El mejor momento

Los resultados del estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Leeds (Reino Unido), muestran que el 47% de los voluntarios que tomó la combinación de tocilizumab y metotrexato evidenció señales de detención la enfermedad. Por el contrario, sólo el 8% de los pacientes que tomaron metrotexato como único tratamiento presentó dicha interrupción. Asimismo, y tras someter a las personas que participaron en la prueba a diversas radiografías, se comprobó que la combinación de los fármacos retrasaba el daño estructural de las articulaciones en un 85%, frente al 67% de quienes tomaron sólo metotrexato.

Este último aspecto incide en la importancia de atacar la enfermedad en sus estadios iniciales, de manera que se puedan revertir daños que más adelante serán irreversibles. «Es necesario detener el daño a las articulaciones lo más rápido posible para evitar su deformación», afirmaba en la reunión Paul Emery, profesor e investigador de la Universidad de Leeds.

Este nuevo tratamiento llega, al menos teóricamente, en el mejor momento. En el mismo congreso se hizo hincapié en el preocupante aumento de la Artritis Reumatoide en mujeres tras cuatro décadas de descenso continuado en EE.UU., algo que confirma el estudio elaborado por la Clínica Mayo en Rochester y el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel. Sherine Gabriel, directora de esta segunda investigación, afirma que los hallazgos son muy importantes e indicadores de que «es necesario realizar más investigación para comprender mejor las causas y el tratamiento de esta enfermedad devastadora».

Los expertos consideran la terapia combinada de fármaco biológico y tradicional como beneficiosa
Y es que, según manifiesta la Sociedad Española de Reumatología (SER) en la Guía de práctica clínica para el manejo de la Artritis Reumatoide, la enfermedad afecta de forma significativa, desde sus estadios más iniciales, las actividades diarias de las personas que la padecen. Y no sólo en sus dimensiones físicas, como las actividades ocupacionales o de recreo, sino también en las sociales, psicológicas y económicas. Los síntomas iniciales, además, acostumbran a asociarse a causas mecánicas o a un proceso de deterioro sin más, y pueden pasar meses antes de que el paciente busque consejo médico. La enfermedad, por tanto, avanza antes del posible diagnóstico. Es por este motivo que, remarca la SER, la artritis de «reciente comienzo» debe ser considerada una prioridad diagnóstica.

Terapia biológica

Son varias las líneas de tratamiento que se usan para tratar la Artritis Reumatoide, entre las cuales se incluyen las destinadas a disminuir la sintomatología (antiiflamatorios y analgésicos), los fármacos antirreumáticos (el metrotexato) o hasta antiinflamatorios naturales. Pero la terapia que ha revolucionado la reumatología moderna es la biológica, que se administra a aquellos pacientes que no responden a las terapias tradicionales (entre un 10% y un 25%).

Los primeros medicamentos biológicos «atacaban» a una sustancia llamada TNF alfa (antiTNF) para reducir los procesos inflamatorios de la enfermedad, pero estos fármacos siempre se han visto envueltos de polémica. Aunque se hayan suministrado a más de 600.000 personas en todo el mundo desde finales de los 90, los efectos secundarios de los antiTNF se asocian a infecciones, trastornos cutáneos y cardiovasculares e, incluso, al desarrollo de cáncer. Además, tampoco funcionan en todos los pacientes.

Muchas investigaciones tratan de hallar la evidencia de los efectos negativos de las terapias antiTNF. En el año 2000, la SER y la Agencia Española del Medicamento crearon la llamada BIOBADASER (Registro de acontecimientos adversos de terapias biológicas en enfermedades reumáticas). El objetivo del proyecto desde entonces ha sido, entre otros, identificar acontecimientos adversos relevantes que aparezcan durante el tratamiento de enfermedades reumáticas con terapias biológicas, así como estimar su frecuencia de aparición.

Resultados de este registro se han puesto de manifiesto en un reciente estudio elaborado por la Unidad de Investigación de la Fundación Española de Reumatología (FER), que niega, por ahora, los posibles efectos secundarios de este tipo de tratamiento relacionados con el desarrollo de cáncer.

Validez en entredicho

Por otro lado, científicos holandeses ponen en duda, en la «Journal of the American Medical Association», JAMA, la validez de las terapias biológicas aprobadas en EE.UU. y Europa a partir de 1995. Los investigadores aseguran que una cuarta parte de estos tratamientos (200 agentes biológicos han inundado el mercado farmacéutico desde 1982) han estado sujetos a una sola acción reguladora relacionada con la seguridad durante la década siguiente a su aprobación.

Al 11% de estos fármacos para el tratamiento de la Artritis Reumatoide, como Remicade ® (Infliximab), se les ha exigido incluir en su prospecto una advertencia de los efectos secundarios más contundente. Aunque todos los medicamentos conllevan riesgos, los agentes biológicos son particulares porque se derivan de fuentes biológicas, como anticuerpos, enzimas y hormonas, aseguran los expertos del estudio. Phil B. Fontarosa, de JAMA, señala que el hallazgo sugiere la necesidad de investigación más profunda antes de aprobar cualquier medicamento además de la importancia de la vigilancia en la monitorización después de su comercialización para detectar eventos adversos.

De cualquier forma, parece ser que las terapias biológicas acabarán convirtiéndose en la primera opción terapéutica, sobre todo tras la continua aparición de nuevos fármacos con los que se trata de minimizar los efectos secundarios. El tocilizumab se enmarca dentro de estos nuevos fármacos biológicos. Éste actúa bloqueando el receptor de la interleucina 6, molécula asociada a la inflamación dolorosa durante la enfermedad.

Los expertos estadounidenses que han hallado este nuevo fármaco combinado afirman que los datos de las pruebas clínicas de tocilizumab son muy alentadores. Recuerdan que esta inyección podría ser una opción efectiva para el porcentaje de enfermos con quienes fracasa tanto la terapia tradicional como la polémica antiTNF.

MÁS DOLOROSA PARA LAS MUJERES

Img mujer

La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune mediante la cual el organismo ataca a sus propias articulaciones, provocando su inflamación y la de tejidos circundantes. Afecta a más de cinco millones de personas en el mundo. Aunque también la padecen hombres (29 entre cada 100.000), esta enfermedad afecta mucho más a mujeres y, además, de forma creciente: en cuatro décadas su incidencia ha aumentado de 36 a 54 de cada 100.000. No esta muy claro el motivo de esta prevalencia eminentemente femenina, aunque la inclusión de estrógenos en la patogenia podría ser una de las explicaciones.

Hay varios estudios que afirman, asimismo, que la enfermedad es más dolorosa en la mujer y que deteriora más su calidad de vida. Un estudio elaborado en el Instituto de Karolinska (Estocolmo) especula sobre el hecho de que los fármacos que se utilizan no afectan de la misma manera a hombres que a mujeres. Los hombres responden de forma más favorable al tratamiento frente a la artritis que las mujeres. La diferencia está, según el coordinador del estudio, Ronald Van Vollenhoven, sobre todo, en la parte subjetiva: las mujeres se sienten enfermas incluso cuando se aprecian mejoras en las articulaciones.

Este experto también afirma que las mujeres son sometidas a terapias anti-TNF más tarde que los hombres, por lo que presentan una mayor gravedad en la enfermedad. Aunque las razones de esta diferencia no están muy claras, podrían deberse a que los hombres con AR tienen más manifestaciones extraarticulares y una mayor gravedad inicial que lleva a recomendar el tratamiento precoz con estas terapias.

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