La cumbre sobre el sida celebrada en Barcelona no consiguió un compromiso financiero de los países más ricos del mundo para pagar medicamentos y programas de prevención del sida en el tercer mundo. Al menos, sí se firmaron acuerdos para reducir el precio de los fármacos destinados a África Occidental.
Los jefes de Estado del G-8 no actuaron ante los repetidos llamamientos para que los gobiernos sufraguen con 10.000 millones de dólares anuales los tratamientos y medidas preventivas para evitar la pandemia.
La cumbre ha finalizado sin un compromiso económico para frenar la epidemia, pero algunos no dudaron en lanzar un aviso. El director ejecutivo del programa de Naciones Unidas contra el sida, Peter Piot, advirtió que si no se actúa, Asia podría seguir en camino de África en casos de sida.
En el transcurso del encuentro, Brasil e India, países que han apostado por la fabricación de medicamentos genéricos, violando las patentes que pesan sobre los antirretrovirales de la industria farmacéutica, cosecharon los aplausos de los delegados. Al menos las denuncias y presiones contra los laboratorios se han traducido en acuerdos para que la industria rebaje el precio.
Así, la Organización Mundial de la Salud (OMS) selló un pacto con seis empresas farmacéuticas para que éstas redujeran entre un 80% y un 90% el precio de los antirretrovirales a los países situados en África Occidental.
En el campo científico, se ha confirmado que el desarrollo de una vacuna terapéutica contra el VIH, destinada a reforzar el sistema inmune, está en una fase embrionaria. No obstante, los principales laboratorios y Estados Unidos se comprometieron a impulsar la invención de una vacuna a través de la fundación de un consorcio.
Si por algo se caracteriza el virus del sida, cuya patogenia es difícil de conocer, es por su astucia. Dos popes de la ciencia, Robert Siliciano y Anthony Fauci, atenuaron las expectativas para vencer al VIH.
Ambos subrayaron que, aunque se reduzcan las copias del virus de manera drástica y se estimule la producción de linfocitos CD4, todavía no se logrado atacar el reservorio de células infectadas que se alojan en estado silente en el sistema inmunitario. De esta manera, el virus conserva su capacidad de infección y, hoy por hoy, es imposible erradicarlo. De ahí que el sida siga siendo una enfermedad incurable, aunque se puede tratar.
Pese a todo, los enfermos tendrán a su disposición nuevas drogas, como los inhibidores de fusión y de la integrasa. Los primeros tratan de impedir la unión del virus con la célula huésped, mientras que los segundos intentan evitar que el código genético del VIH se incorpore al ADN de la célula infectada.
Durante el congreso se presentó el T-20, un fármaco prometedor para el rescate de enfermos que, después de años de tratamiento con antirretrovirales, generan resistencias.
