Los cirujanos plásticos desaconsejan las operaciones estéticas en adolescentes

Observan con preocupación un aumento en el número de solicitudes para operarse el pecho entre menores de 18 años
Por EROSKI Consumer 10 de diciembre de 2003

Desde hace unos dos años, las adolescentes y jóvenes piden cada vez más como regalo de Navidad o tras haber superado el curso con buenas notas una operación de cirugía estética. Durante la pubertad, las jóvenes experimentan cambios en su cuerpo que les llevan a pensar que su figura se está llenando de imperfecciones. En ese tramo de la vida, el cuerpo está en plena formación «y continuará así durante un tiempo -indica el doctor Antonio Bazán, director del servicio de Cirugía Plástica Reparadora y Estética de la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra. La biología no es exacta y cada persona tiene un ritmo de crecimiento diferente. Hay chicas con poco pecho a los 15 años, y que a los 20 tienen un pecho normal o incluso grande. No hay que adelantarse, lo mejor es esperar a que la naturaleza siga su curso».

Muchas chicas, sin embargo, no se resignan y los especialistas han observado, con preocupación, cómo aumenta el número de solicitudes para operarse el pecho entre menores de 18 años. Los cirujanos de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE) solicitan la obligatoriedad de un informe psicológico para descartar desequilibrios en este campo y aseguran que, aunque legalmente posible, no es ético practicar una operación de este tipo a adolescentes de 14 años.

Aparte del pecho, las adolescentes también solicitan con frecuencia liposucciones y operaciones de nariz en las consultas de los cirujanos plásticos. Acuden mayoritariamente chicas, pero cada vez más se acerca algún que otro joven para hacerse un retoque.

Nunca en adolescentes

En opinión del doctor Bazán, la cirugía estética nunca debe plantearse en adolescentes, porque «en esta edad los jóvenes no tienen una imagen corporal formada, y tienen un gusto muy variable, se dejan llevar por las modas». «Es descabellado -continúa- hablar de cirugía estética en chicas de 16 años. Yo no lo hago nunca, ni aumentos de pecho ni liposucciones. Siempre aconsejo que esperen hasta los 20 ó 21 años, y llegada esa edad, ya veremos».

Pero, sobre todo, es muy importante la profesionalidad del médico «porque sin escrúpulos se podría operar todo, y la cirugía estética no es como ir a una peluquería a la carta, es Medicina». Si finalmente un menor de 18 años se decide a operarse, siempre debe ir a una consulta acompañado por sus padres, que deben dar su consentimiento y firmar un documento en el que están especificados los riesgos que pueda generar la intervención.

Pedro Cormenzana, cirujano plástico de la Policlínica de San Sebastián, explica que, en el caso de realizar una intervención, es necesario pasar muchas horas hablando con los pacientes y evaluando sus problemas e intentando conocer las motivaciones que lo llevan a operarse. «La gente no acude a un quirófano como quien va al cine. Si el paciente pide algo con lo que el cirujano no comulga, éste debe poner los límites», indica este especialista.

Resolver complejos

Aunque la operación más solicitada sea el aumento mamario, a veces la petición es la contraria. Las adolescentes desarrollan, en ocasiones, un pecho tan grande que les puede ocasionar complejos. Incluso en estos casos, el doctor Bazán recomienda «demorar en lo posible la intervención hasta que pase la etapa adolescente».

El doctor Cormenzana explica que, lejos de la mala prensa de la cirugía estética, son ‘médicos, profesionales serios’ que ayudan a resolver ‘problemas graves’. «Hay gente que viene con verdaderos complejos, que no se atreve a ir a la playa o no sale a la calle y pide a gritos que se le ayude», añade.

En casos de orejas demasiado despegadas de la cara o verrugas grandes, los médicos recomiendan la operación a los adolescentes y niños que padecen estos problemas, pues pueden crear serios complejos. «Si el beneficio psicológico va a ser importante, como las orejas de soplillo, desde los 7 años se puede operar. Pero es bueno que el niño esté motivado», explica Bazán. Lo peligroso de estas operaciones es que no respondan a motivaciones claras, o que tengan su origen en modas pasajeras. «Lo que hay que hacer es tener criterio y ponderar siempre los beneficios y los riesgos», concluye el experto de la Clínica de Navarra.

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