Científicos del Instituto Interuniversitario flamenco de Biotecnología y de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica) han probado la eficacia del empleo de renacuajos en el estudio de los vasos linfáticos y los tumores y edemas que pueden darse en este sistema. Los resultados, publicados ayer en la revista «Nature Magazine», suponen un importante paso en la investigación de tratamientos para las personas que padecen un cáncer o un edema linfáticos.
Estudios de principios del siglo XX que sugerían que los renacuajos tenían una red de vasos linfáticos llevaron al equipo científico belga a investigar si dichos animales podían ser un modelo ideal en el que identificar los genes que intervienen en el desarrollo de estructuras biológicas complejas.
«Gracias a los renacuajos se puede identificar mucho más rápido aquellos genes que juegan un importante papel en el desarrollo y el funcionamiento de la red de vasos linfáticos» sobre la que aún se conocen pocas cosas, explicó uno de los miembros del equipo.
Durante la circulación de la sangre por el cuerpo, ciertas cantidades de líquido y de proteínas escapan de los vasos sanguíneos. Estas pérdidas son recuperadas por la red de vasos linfáticos, que las reconduce al torrente sanguíneo, revelándose como una parte «indispensable en la regulación de la circulación del agua en el cuerpo y en el mantenimiento del sistema inmunológico que nos protege de enfermedades».
En el estudio, los científicos belgas emplearon una proteína fundamental en la formación de los vasos linfáticos, denominada Prox1. Mediante técnicas de coloración, comprobaron en qué partes del cuerpo de los renacuajos se producía dicha proteína. Posteriormente, siguiendo el mismo método, demostraron también que el desarrollo de vasos linfáticos en los renacuajos es similar al de los ratones y las personas. De esta forma, han encontrado un modelo perfecto para estudios futuros.