Un medicamento para las úlceras gastroduodenales podría reducir el cáncer de pulmón

La conclusión forma parte de un nuevo estudio que busca nuevas aplicaciones para fármacos ya conocidos
Por EROSKI Consumer 19 de agosto de 2011

Una investigación de la Universidad de Stanford (California) afirma que la cimetidina reduciría el crecimiento de las células enfermas en afectados por cáncer de pulmón. Este fármaco se usa para tratar úlceras gastroduodenales, la enfermedad de reflujo gastroesofágico y lesiones en el esófago, todas aquellas condiciones donde el estómago produce demasiado ácido. El hallazgo forma parte de un novedoso programa científico por el que se buscan nuevas aplicaciones terapéuticas para fármacos ya conocidos.

Los científicos probaron su teoría mediante la introducción de cimetidina en células humanas afectadas por cáncer de pulmón y sobre otras implantadas en ratones. En ambos casos los resultados fueron positivos y se observó una ralentización del crecimiento de las células dañinas respecto a las de sujetos que no fueron tratados con este medicamento.

Este descubrimiento forma parte de una investigación en la que los expertos han cruzado por primera vez mediante técnicas informáticas datos farmacológicos e información genómica. Para ello, utilizaron los datos genéticos característicos de 100 enfermedades presentes en el Gene Expression Omnibus, una base de datos pública con resultados de miles de estudios genómicos de investigadores de todo el mundo. Luego, mezclaron esta información con la de los distintos usos de 164 medicamentos.

Algunas de las combinaciones resultantes ya eran conocidas y están en uso clínico, lo que ratifica la validez de esta teoría científica. Un ejemplo se encuentra en la relación entre la prednisolona y la enfermedad de Crohn, predicha por el programa informático y para la que este fármaco constituye el tratamiento habitual.

«Sacar un nuevo medicamento al mercado suele costar alrededor de mil millones de dólares, y muchos años de investigación y desarrollo», explica el doctor Rochelle M. Long. A pesar de que la técnica se encuentra muy primitiva, Long considera que se trata de un enfoque muy prometedor que podría ahorrar mucho tiempo, dinero y explotaría todo el potencial de fármacos cuyo desarrollo ya ha supuesto un gran esfuerzo.

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