Un reloj interno en estado normal protege contra la obesidad

Las interrupciones en los patrones del sueño en la infancia podrían explicar su estilo de vida sedentario
Por EROSKI Consumer 19 de agosto de 2007

Mientras muchos expertos creen que el aumento de peso y la obesidad vienen determinados principalmente por comer en exceso y por falta de actividad física, un nuevo estudio muestra diversos factores adicionales que podrían explicar el imparable aumento de la obesidad en todo el mundo

Los genetistas Molly Bray y Martin Young, del Centro de Investigación Children’s Nutrition (Houston, Texas) han explorado, en un estudio en colaboración con el Hospital de Niños de Texas y el Servicio de Investigación Agrícola (ARS), los ritmos circadianos en humanos y sus efectos en la obesidad. Estos ritmos, imprescindibles en todos los aspectos de la vida, incluyen el hecho de dormir y estar despiertos, momentos controlados por un reloj interno de aproximadamente 24 horas.

Informes recientes sugieren que las interrupciones en los patrones del sueño de los niños o niñas, o alteraciones en su reloj biológico, podrían explicar el estilo de vida de los mismos. Este estilo de vida acostumbra a relacionarse con las opciones sedentarias de entretenimiento como la televisión, los videojuegos o Internet. Estas actividades se han asociado siempre al aumento de grasa corporal y a una alteración del metabolismo.

Los ritmos de descanso alterados podrían perjudicar el funcionamiento de los relojes biológicos, que en un estado normal permiten a las células anticiparse a las variaciones del ambiente exterior, como por ejemplo un cambio en los niveles de nutrientes o de hormonas como la insulina.

Young ha enfocado sus estudios en los efectos del reloj circadiano en los músculos del corazón, y ha publicado varios artículos sobre este tema incluyendo un resumen reciente en la revista Sleep Medicine. Bray ha ampliado el foco de investigación al campo de la obesidad, publicando sus primeros hallazgos en la revista Obesity Reviews. Los dos científicos son optimistas, y afirman que el hecho de identificar el papel del reloj circadiano en las células grasas podría ayudar a comprender el aumento imparable de la obesidad, así como mejorar las terapias de prevención.

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