La lactancia en España empieza a recuperar el terreno perdido en la década de los 90, pero aún no es suficiente. Los datos de la última Encuesta Nacional de Salud Pública reflejan que se ha incrementado en un 5 por ciento el número de españolas que amamantan a sus hijos durante los seis primeros meses de vida. Sin embargo, este dato significa que sólo el 23,6 por ciento de las madres mantienen la lactancia durante el tiempo mínimo recomendado.
Uno de los motivos más importantes que llevan a una madre a retirar el pecho es el miedo a dañar a su bebé por la toma de medicamentos, un temor que en muchas ocasiones es alentado por los propios profesionales sanitarios. Aunque «sólo en muy raras ocasiones» los tratamientos farmacológicos obligan a abandonar la lactancia, según explicó ayer Luis Ruiz Guzmán, coordinador del programa Hospital Amigo de los Niños de la OMS-Unicef, iniciativa que promociona la lactancia en los centros sanitarios.
Para despejar cualquier duda, se presentó ayer la guía «Medicamentos y lactancia materna» con el auspicio del Ministerio de Sanidad, Unicef, la Asociación Española de Pediatría y la Sociedad Española de Ginecología. El manual, prologado por la ministra en funciones, Ana Pastor, se distribuirá gratuitamente en todos los centros sanitarios para asesorar a los profesionales sobre los tratamientos que pueden prescribir a las madres lactantes.
Durante la presentación de la guía, Ruiz Guzmán aseguró que la toma de medicamentos casi siempre «es segura» porque la transferencia de fármacos a través de la leche es demasiado baja para dañar al bebé. Este experto insistió en que las madres deben saber que la calidad de la leche se mantiene a pesar de la enfermedad y que la leche materna es siempre el mejor alimento que se le puede ofrecer a un recién nacido.
La lista de beneficios de la lactancia materna es interminable. Refuerza el sistema inmune del bebé y logra que enferme menos, le protege frente a enfermedades gastrointestinales, calma el dolor, favorece el desarrollo cerebral e incluso algunas investigaciones afirman que los bebés criados a pecho son más inteligentes que los alimentados con biberón. Y a las madres les protege del cáncer de mama y de ovario.
