Entrevista

Antonio Urda, coordinador del grupo de trabajo de calidad asistencial y seguridad en el paciente pediátrico de la Asociación Española de Pediatría

Las incidencias más frecuentes en los niños son las reacciones adversas a la medicación
Por Clara Bassi 6 de marzo de 2012
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Imagen: CONSUMER EROSKI

La seguridad de los niños atendidos en la sanidad española es alta. No obstante, durante el proceso asistencial se cometen un 2% de errores graves o muy graves de distintos tipos. Los eventos más frecuentes son los relacionados con el tratamiento. Para mejorar esta situación, los pediatras creen necesario implantar un registro de incidencias de seguridad en el paciente pediátrico a nivel nacional, dirigido por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. No obstante, en los últimos años se han registrado avances importantes para evitar errores en la medicación, como la historia electrónica única y la inclusión de los datos del paciente en la tarjeta sanitaria, junto con mejoras en los sistemas de identificación, que hoy harían casi imposible sucesos como el de la trama de los niños robados, explica en esta entrevista Antonio Urda, coordinador del grupo de trabajo de calidad asistencial y seguridad en el paciente pediátrico de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

¿Cómo es el nivel de seguridad de los niños en hospitales y en atención primaria en España?

Pensamos que es alto. Aun así, el motivo de crear este grupo de trabajo es promover una iniciativa nacional para conocer de manera detallada las incidencias en el paciente pediátrico.

¿Qué tipo de incidencias recogerá ese registro?

Nos gustaría recogerlas todas: no solo del proceso asistencial, sino también incidencias administrativas, estructurales, etc. Cualquier aspecto que surja alrededor de la asistencia del paciente pediátrico desde que sale de casa y va al hospital, hasta que regresa a su hogar.

¿Dónde se llevará a cabo el registro de incidencias en el paciente pediátrico?

“Un 2% de los errores en el proceso asistencial pediátrico tiene consecuencias graves o muy graves”

La idea es que sea en toda España. Lo idóneo es que lo gestione el propio Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, para recoger las incidencias notificadas por todos los pediatras y no solo los pertenecientes a la Asociación Española de Pediatría. Es una iniciativa de interés nacional.

¿Cuáles son los errores más frecuentes que se cometen con los niños?

Las incidencias más frecuentes son las reacciones adversas provocadas por el tratamiento. Más que errores, son hechos que ocurren durante toda la atención al paciente. Registrar estos sucesos es necesario para mejorar la calidad del proceso que se lleva a cabo. Si se conoce dónde falla, podemos mejorarlo y modificarlo. Pero el aspecto más importante desde el punto de vista de la seguridad de los pacientes pediátricos es su identificación.

¿Se refiere al nacer?

En general. Hoy disponemos de sistemas y técnicas informáticas que han mejorado mucho los sistemas de identificación con códigos de barras y lectores.

Entonces, ¿es difícil que se reproduzca otra trama de niños robados como la que se investiga en la actualidad?

Claro, porque a cada niño, cuando nace, se le toma la huella del pie y se le pone una anilla con un código de barras, tanto a él como a la madre. Es muy difícil que vuelva a ocurrir una trama de niños robados.

¿Qué otros errores se cometen con los niños durante el proceso asistencial?

“Lo más importante desde el punto de vista de la seguridad es la identificación del paciente”

Errores en la identificación de las pruebas diagnósticas, porque cada día la asistencia sanitaria es más compleja y requiere el uso de más aparataje y más procedimientos alrededor del tratamiento de los niños. Otro ejemplo de evento adverso es el hecho de que a estos pacientes se les desplace el catéter -por donde se infunde el suero y la medicación- fuera de la vena o que, en vez de pincharles en un sitio, se les pinche en otro, aunque esto es poco frecuente.

¿Qué se puede hacer para disminuir los errores en la atención a los niños?

El uso de la historia electrónica única de los pacientes pediátricos en todas las comunidades ha disminuido la incidencia de errores. La inclusión de la historia dentro de la tarjeta sanitaria, donde figuran todos los datos de un individuo (fármacos que recibe, si le han ido bien o mal, si está tratado o no) y la prescripción electrónica también han sido muy importantes, porque han reducido las equivocaciones provocadas por la ilegibilidad de la letra de los facultativos en las recetas, las dosis o con la vía de administración de los fármacos.

¿Es el nivel de seguridad parecido en todas las comunidades autónomas?

“Es muy difícil que vuelva a ocurrir una trama de niños robados”

Sí, creo que es parecido, porque la calidad asistencial sanitaria de España es muy buena y está reconocida a nivel mundial. Tenemos unos índices de calidad asistencial muy altos y estamos satisfechos con ella. Ahora, hay que ir a por la excelencia en la asistencia sanitaria. Debemos establecer unos indicadores de calidad asistencial y avanzar en este sentido. La medicina es una ciencia compleja, por lo que necesita sistemas de seguridad.

Los recortes en sanidad debido a la crisis, ¿pueden repercutir y disminuir la seguridad del paciente pediátrico?

Si los sistemas y los procesos sanitarios se gestionan de forma inteligente, no se necesitan recortes. El gasto sanitario se puede aplicar en las estructuras asistenciales; los recortes no tienen que repercutir necesariamente en el acto asistencial del paciente.

Para los progenitores es muy duro que se cometa un error en la asistencia a su hijo. En este caso, ¿qué deben hacer, dónde pueden reclamar?

Lo más importante es que la persona que ha cometido el error lo explique a los progenitores y, si no se soluciona, hay un marco legal que permite llevar a cabo las acciones correspondientes. Sin embargo, hay que entender que no todas las acciones derivadas de la asistencia sanitaria tienen que ser punibles, porque no trabajamos con máquinas, sino con seres humanos con una sensibilidad diferente ante un mismo proceso.

¿Qué porcentaje de los errores que se producen con un niño son graves o muy graves?

La gravedad de una incidencia en un proceso es secundaria a ese error. No todos los resultados son graves o muy graves. El 2% de los errores que se cometen con un niño en el proceso asistencial tienen consecuencias graves o muy graves. Muchos no tienen trascendencia y no causan lesiones secundarias; en otros casos, sí. A veces, a pesar de esas lesiones no deseadas, las consecuencias no son vitales; y, por último, hay casos en los que el error sí afecta a la vida del niño.

¿Las consecuencias de los errores en los niños son más graves que en los adultos?

Un niño no es un adulto en pequeño. Los índices de gravedad no son mayores ni menores que en el adulto, sino que en función de sus características especiales deben diferenciarse en leve, moderado o grave.

ERROR EN LA MEDICACIÓN

En la actualidad, entre el 2,3% y el 7,5% de los niños atendidos en los servicios de sanidad pueden sufrir una reacción adversa relacionada con la medicación. Los errores en el tratamiento y las reacciones adversas que se derivan de estos tienen que ver con “la clasificación, la forma de administración, la frecuencia e, incluso, el tiempo de duración y los efectos secundarios debidos a su uso”, detalla Antonio Urda.

De ahí la propuesta de impulsar un registro, de ámbito nacional, donde queden reconocidos todos los eventos con la medicación, así como otros errores que se produzcan durante los procesos asistenciales y que pueden afectar a los niños. La seguridad es un aspecto de la calidad asistencial que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera prioritario. La iniciativa de los pediatras españoles responde a esta filosofía y tiene el objetivo de mejorar la seguridad de los niños atendidos en la sanidad española.

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